La Carta a los Hebreos (2:18 y 5:2) nos entrega claras referencias a la debilidad de Jesús: "El mismo ha sido probado por medio del sufrimiento; por eso es capaz de ayudar a aquellos que son puestos a prueba. Es capaz de comprender a los ignorantes y a los extraviados, pues también lleva el peso de su propia debilidad."
¿Qué significa la debilidad en esta lectura?
No se trata de la experiencia del pecado, sino que prácticamente lo contrario.
Debilidad es la experiencia de una particular vulnerabilidad al sufrimiento, un profundo sentido de incapacidad para hacer y para proteger: una incapacidad, incluso luego de un gran esfuerzo, para actuar como deseamos, o conseguir lo que habíamos decidido, o tener éxito con llegar a la plenitud que habíamos buscado.
Significa una total apertura al sufrimiento.
Significa que no podemos asegurar nuestro futuro, ni protegernos contra toda adversidad, ni vivir con tranquilidad y seguridad, ni escapar de la vergüenza, el dolor, ni siquiera de la angustia interior.
En su agonía final en Getsemaní, Jesús buscó repetidamente el consuelo en sus amigos, y oró para escapar de la muerte; no obtuvo ninguno de los dos.
Jesús sí consiguió el control de sí mismo y caminó a su muerte en soledad y silencio, incluso acompañado por el terrible sufrimiento interior que le significó la ausencia de Dios.
De espacio Sagrado
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