Saturday, January 19, 2008

Nuevo Prepósito General de la Compañía de Jesús.


No tenía ni pajolera idea de la existencia de este Adolfo Nicolás. Y creo que los obispos españoles tampoco. Pues uno de ellos me preguntó hoy mismo, a la salida de la ordenación de monseñor Martínez Camino, si sabía algo de él. Y me dijo que el cardenal Cañizares se lo estaba preguntando a todos los que se encontraba. Pues sorpresón.


Estamos ante algo ya importante. A los obispos les preocupa la sucesión de Kolvenbach. Por algo será. Si fuera una Orden ejemplar, en la que los obispos confiaran absolutamente, les tendría sin cuidado el nuevo general. Porque seguro que seguiría la línea anterior.


Don Antonio Lasierra, tan docto en tantas cosas, nos manifiesta su extrañeza ante el atuendo del jesuita, no poco sorprendente, y concluye que debe ser friolero.


Ignoro si a los jesuitas les ha fallado la calefacción en días tan señalados y el buen padre Nicolás, aterido, se hizo un apaño con los restos de un kimono o se puso una especie de poncho boliviano que le hubiera regalado Don Evo Morales, tan jesuitico él. Extraño si es extraño.
Al menos iba de clergymen, con una chaqueta por encima y además ese echarpe o lo que sea. Tan colorido. Y pelín osado.


Entiendo que lo japonés, tras lo vivido, levante grandes suspicacias. Pero me cuesta trabajo creer que tras la homilía del cardenal Rodé y la carta del Papa quieran los jesuitas seguir jugando al enfrentamiento con la Iglesia.


Quiero pensar que, por aquello del Japón, los de siempre, quieran echar a rebato una campana que tal vez no tenga badajo.


Me da la impresión de que Benedicto XVI no va a aceptar un pulso. Y tal vez el P. Nicolás tampoco esté dispuesto a echarlo. Porque, a nada que no sea un loco, sabe que tiene todas las de perder.


Esperemos a ver como se manifiesta y lo que hace. Supongo que los restos del kimono, el poncho, el chal, el echarpe o lo que sea ya han desaparecido de su vestuario. Hay momentos para hacer el indio, o el japonés, y otros en los que hay que ser serios. Y supongo que este Adolfo Nicolás tonto no es.


Los jesuitas han elegido a un general mayor. Que este año cumple los setenta y dos años. Si siguiera los pasos de Kolvenbach le quedan ocho años. No ha sido una elección ilusionante. Más bien parece como para ganar tiempo.


Pues ya verá el P. Nicolás si lo gana o lo pierde. Si sigue en más de lo mismo la Compañía seguirá agonizando. Si lo empeora va a ser mucho peor. E igual se encuentra con kimono, poncho o chal en la calle. ¿Y con esos pelos?


Soy partidario de darle un margen de confianza. A ver que hace. Y a ver que les dice el Papa cuando les reciba. Ellos saben que llevan plomo en el ala. O se curan o la perdiz muere.


El nombramiento no me ha entusiasmado. Pero tampoco tengo datos todavía para criticar. Él tiene que deshacer el empate. Tres grandes generales y tres muy malos. Entre los españoles. A ver por donde se inclina. Que de momento todo es posible.


Yo no voy a decirle que le espero con la escopeta cargada pues no me parece eclesial. Simplemete que espero.


Francisco José Fernández de la Cigoña

Fuente: El periodista Digital

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