12-Octubre-2008 Gonzalo Haya Prats
Si ayer presentábamos el último libro de Martini con un artículo de Norberto Alcover, hoy ofrecemos un comentario al contenido del mismo, en el que Gonzalo Haya dice que más que las ideas es el estilo el que resulta revolucionario para una alta jerarquía. Lo que les pasaba a Juan XXIII y Juan Pablo I.
El cardenal Carlos María Martini, octogenario, ex Rector de la Universidad Gregoriana y ex Arzobispo de Milán, papable a pesar del incipiente Parkinson, responde a las preguntas planteadas por jóvenes a través del jesuita Georg Sporschill.
El libro corresponde a unas respuestas dirigidas a jóvenes y esto marca todo su discurso.
Martini no responde como biblista ni como intelectual, sino como Pastor. Sus respuestas nos muestran a un arzobispo jubilado, muy humano, comprensivo, con una devoción sencilla y una gran confianza en Dios. Algo así como un anciano consejero de la tribu.
La publicidad ha acentuado la audacia de estas respuestas. Creo sin embargo que el interés de sus respuestas no está tanto en su contenido -que es ciertamente abierto- como en la autoridad de la persona que las expresa.
Los planteamientos de Martini abren ciertamente una puerta, pero apenas la traspasan. Se expresa con moderación, con prudencia.
“Un don necesario es el valor cívico y el coraje de decir la verdad. Es importante conocer el momento apropiado para hacerlo… No siempre podemos proclamar la verdad en voz alta hacia fuera. La verdad presupone amor y sensibilidad”.
Martini reconoce que está en búsqueda, que se hace preguntas, que hay que tener el coraje de buscar nuevas soluciones a los problemas actuales, pero considera que todavía no hay respuestas satisfactorias.
Recuerda los “enfrentamientos… entre los apóstoles, y qué dificultades tuvieron que superar en sus comienzos… Al coraje que tuvieron los apóstoles en aquel entonces debemos el florecimiento y la difusión de la Iglesia. Ese mismo coraje necesitamos hoy: no retroceder ante las dificultades, sino avanzar y permanecer en el diálogo con todos”.
“Lo decisivo es que escuchemos al Espíritu Santo, que preguntemos tanto a Dios como nuestros hermanos y hermanas”.
“No quejarse y pronunciar discursos morales, sino descubrir y fortalecer lo bueno y lo nuevo”.
Responde a problemas concretos como el mal, el infierno, el desastroso efecto de la encíclica Humanae Vitae, las relaciones prematrimoniales, el celibato, el papel de la mujer, la teología de la liberación, y el Pluralismo religioso.
“María Magdalena ocupaba un lugar central [en la comunidad] después de las ascensión de Jesús al cielo”. “La conducción de comunidades por parte de mujeres es un dato bíblico”.
“Te alegrarás de ser católico, y también te alegrarás de que el otro sea evangélico o musulmán… las comunidades religiosas sirven… para llevarlos por el camino hacia Dios”.
“Mucho más importante que una religión determinada y una forma exterior es para mí el hecho de que busquemos a Dios, que lo hagamos con sinceridad y dispuestos a entregarnos a él”.
En estos temas, se muestra comprensivo; no condena, abre la puerta, insinúa la necesidad de cambiar, de rectificar las decisiones anteriores… sin llegar a pronunciarse contra la doctrina oficial.
Si Jesús regresara “lucharía con los actuales responsables de la Iglesia y les recordaría que su tarea abarca el mundo entero…”.
“Según mi opinión, entre ellas [las cuestiones que tendría que enfrentarse el nuevo Papa] está la relación con la sexualidad y la comunión para los divorciados que han vuelto a casarse”
“Me he convertido en el’ cardenal da camisinha’, el cardenal del preservativo”.
“La Iglesia católica romana sólo reguló jurídicamente el celibato en el siglo XVI, en el concilio de Trento, aunque la obligación del celibato existía desde el siglo XI”.
Una mirada no exhaustiva a su vocabulario puede ilustrarnos su actitud vital y cristiana. Los términos más repetidos -además de las continuas referencias al amor, a la Biblia y a la oración- son Amistad (21), Coraje (12), Justicia (12), Confianza (11), Preguntar (10). Éstos términos se complementan con Buscar, Dialogar, Criticar, Decisión, Compromiso, Colaboración, Felicidad.
“La educación cristiana implica por supuesto también la capacidad de crítica y la expresión de la propia opinión: de ese modo escuchar y aceptar las preguntas y los reconocimientos de la juventud es un requisito de una educación religiosa”.
“En Milán yo había instituido la’ Cattedra’, la cátedra de los no creyentes a fin de escuchar qué aportan ellos a la salvación del mundo y qué tienen que decir a los hombres”
“Jesús tenía amistad con personas que pensaban diferente”.
“Toda la Biblia tematiza el hecho de que Dios ama a los extraños, ayuda a los débiles a levantarse, quiere que, por distintos caminos, ayudemos y sirvamos a los hombres”.
“Prefiero una decisión errónea a ninguna decisión”“Hay que aprender a regalar dicha a otras personas”.
Llama la atención la frecuencia -y la comprensión- con que habla de las debilidades humanas (7) y de sus propias debilidades y temores.
“Si tienes la impresión de que alguien es un hipócrita, lo mejor es que le prestes tu ayuda. Pero no diciéndole que es un hipócrita, sino ayudándole en su debilidad. Ofrécele tu amistad. Ella puede transformarlo”.
Me emocionan sus referencias a la muerte (7). La contempla como teólogo
“Sin la muerte no estaríamos en condiciones de entregarnos completamente a Dios”.
pero la siente con su debilidad humana
“Le pediría que… en la muerte, me envíe… amigos que me tengan la mano y me ayuden a superar mi temor”.
Creo que más que soluciones concretas lo mejor que nos enseña el cardenal Martini es su talante positivo, optimista, confiado, comprensivo, abierto, en busca del mensaje de Jesús para el mundo actual.
“Siempre he visto algo positivo en la búsqueda de lo nuevo”.
Lo imagino sentado al alba ante su ventana contemplando “la basílica del Santo Sepulcro… la basílica de la Resurrección”. Como Moisés, se queda a las puertas de la tierra prometida -de la renovación cristiana- y nos señala el camino.
ATRIO
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