Quedé muy impactada por un reportaje sobre los niños soldado, niños a los que se fuerza a matar, para que cuando llegue el momento de la guerra lo hagan sin remordimiento alguno de conciencia. El artículo hablaba de chiquillos menuditos que empezaban a los 11 años y que vivían una vida de adultos en lugares inhóspitos y alejados de toda la ternura y el cariño familiar. La única manera de ser respetados exigía demostrar mayores niveles de violencia que los otros con lo que, poco a poco, se convertían en máquinas de hacer daño.
Dentro del grupo era especialmente dura la vida de las niñas que, añadían al horror, tener que estar sexualmente dispuestas para cualquiera que se les acercara ya que no había pretexto alguno que justificara la negativa. Ni que decir tiene que algunas quedaban embarazadas y las posibilidades que se les abrían eran el aborto o una maternidad imposible en medio de la selva. En el reportaje hablaba una de estas muchachas que había sido rescatada por una ONG a una vida de estudio, de trabajo y de dignidad humana que le parecía inimaginable pudiera existir.
Esta chica me recordó a otras niñas que como ella han perdido su infancia y se encuentran siendo madres con 12 o 13 años. Unas veces fue ignorancia de las consecuencias de sus actos y otras, la violencia de familiares o parientes cercanos los que las dejaron embarazadas. Estas niñas juegan pero lo hacen con muñecos de verdad y algunas son tuteladas por un centro de acogida pues, o no tienen familia o no quieren saber nada de ellas. ¡Qué dura puede ser la vida para algunos! El periodo de la infancia, que la mayoría recordamos con añoranza y nostalgia, para otros ha sido una auténtica pesadilla que termina en comportamientos agresivos en la madurez ya que no han conocido las manifestaciones de amor.
Isabel Gómez Acebo
del blog "Cajón de ilusiones"
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