Sunday, April 08, 2012

Comentario de la 1a. y 2a. lectura por José Enrique Galarreta sj


DOMINGO DE RESURRECCIÓN


HECHOS DE APÓSTOLES 10, 34 y 37-43

… Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo; porque Dios estaba con él.… Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó …

El texto recoge un sermón de Pedro en Cesarea, en casa del centurión Cornelio, y es un perfecto resumen de la fe de las primeras comunidades. Jesús de Nazaret, un hombre “ungido”: es el signo de la elección de los reyes en el Antiguo Testamento. Significa que es “el elegido de Dios”. La unción consiste en que está lleno del Espíritu; por eso pasó haciendo el bien y curando, liberando de la esclavitud del mal. Todo esto se explica “porque Dios estaba con Él”. Esta fe de que Dios estaba con él fue puesta a prueba cuando lo mataron en la cruz. Pero esa misma fe resucitó cuando vieron vivo, cuando esos mismos discípulos cuya fe vacilaba “comieron y bebieron con él después de su resurrección”.

Se formula aquí por tanto la esencia del discípulo: testigo de Jesús, que ha reconocido en él la presencia del Espíritu.

Apenas se puede exagerar la importancia de este texto: nos muestra la primera cristología, probablemente la más antigua; NOS DICE EN QUÉ CONSISTE LA FE DE LOS TESTIGOS.

Cuando Jesús muere vencido por sus enemigos, la conclusión oficial de Israel, y la de cualquier israelita normal es: “Dios no estaba con Él”. La experiencia pascual se formula en el primer momento como inversión de esa afirmación: “Dios estaba con Él”, no con los que le crucificaron à “Tenía razón”, una razón que viene del mismo Dios.

tEste “Dios estaba con él” es la motivación por la que adoptamos los criterios y los valores de Jesús, por la que nos ponemos de su lado y del lado de todos los crucificados del mundo. Porque la apariencia, e incluso una religiosidad no poco frecuente es que tener suerte en el mundo, dinero, status etc. etc., son bendiciones de Dios, lo que implica que Dios está con ésos. Pues no, Dios está con Jesús el crucificado y con los crucificados como él: y hay que tomar partido.


COLOSENSES 3, 1-4

Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra….

Se repite el mismo mensaje que leíamos durante la Vigilia Pascual en la carta a los romanos. Estáis resucitados, vivid una vida nueva; no os conforméis con los bienes de barro, aspirad a los bienes del Espíritu, los bienes de arriba, los superiores. los definitivos, los valores de Jesús.

Pablo repite sus mismas fórmulas: habéis muerto, y el mundo y sus valores han muerto para vosotros. Vuestros valores no lo son para el mundo, pero sí para Dios. Y se insiste en el mensaje de la esperanza: éstos son los valores del futuro, los que un día se revelarán como verdaderos y definitivos. Todo esto es evidente aplicación del “Dios estaba con él” que acabamos de leer.

(Esta lectura puede sustituirse por la siguiente)

1 CORINTIOS 5, 6b -8

¿No sabéis que un poco de levadura fermenta toda la masa?.... Así pues, celebremos la Pascua, no con levadura vieja (levadura de corrupción y de maldad) sino con los panes ázimos de la sinceridad y de la verdad.

Pablo recoge el sentido tradicional de la levadura, como restos de lo antiguo que hace fermentar la masa entera. Entiende lo viejo como corrupción y maldad, y lo nuevo como sinceridad y verdad. Está hablando también de la vida nueva, en la que nada debe quedar de la anterior, sometida al mundo, sus seducciones, sus valores. Lo nuevo es lo de Jesús, vivir para el Reino. Con distintas palabras se repite por tanto el mismo mensaje: vivid como resucitados, que no quede en vosotros nada de barro, vivid según el Espíritu.



José Enrique Galarreta, S.J.

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