| Hoy, 18 de abril, la iglesia conmemora el nacimiento para el cielo de la BEATA MARIA ANNA SUREAU BLONDIN - María Esther nombre de familia - quién muriera santamente un 2 de enero del año 1890 en la localidad de Lachine, en Québec, Canadá. Oriunda de este país el 18 de abril de 1809, fue religiosa y fundadora de la congregación de las Hermanas de Santa Ana, de la que fue su primera Superiora General. En el año 1999 el Papa Juan Pablo II le dio el honor de los altares declarándola Beata y colocando su memoria litúrgica para el 18 de abril, día de su nacimiento. Unidos, pues, con gran afecto a la iglesia de Canadá y a las Hermanas de Santa Ana, brindemos nuestro cálido aplauso a la Beata Maria Esther Sourau-Blondin. | ||
| Meditación | ||
QUERIDA BEATA MARIA ESTHER: al recordar tu vida vemos el recorrido cargado de humillaciones y penas que tuviste que afrontar para poder ayudar a la Educación de las niños. A los veinte años de edad ingresas a los servicios de las Religiosas de la Congregación de Notre-Dame y pides que como único pago te enseñen a leer y escribir, poco después ingresas al noviciado de este Instituto pero debido a tu debilidad y enfermedades no te admiten a los votos. Regresas a tu casa en donde después de un periodo de descanso te admiten como colaboradora de la maestra de la Escuela Elemental Católica del pueblito de Vaudreuil. Pero, con gran sorpresa, vemos que a los pocos años llegas a ser Directora de esta escuela y al mismo tiempo empiezas a trabajar en la Fundación de una Congregación Religiosa para la educación de los niños. En 1950 el Obispo de Montreal recibía los votos de las primeras religiosas y dio a la nueva congregación el nombre de Hijas de Santa Ana. El Obispo nombró como Capellán a un joven sacerdote que en menos de un año hizo que te destituyeran y él se coloco al mando de la congregación. Sin embargo, muchas hermanas permanecieron unidas a ti, lo que no fue tolerado por este capellán. Tus últimos 36 años de vida son un testimonio de Fe viva y de coraje en medio de las incomprensiones, de amorosa sumisión a la voluntad de Dios y de respeto a la autoridad. Una grave bronquitis te fue acercando a la puerta final. En la noche de Navidad quisiste asistir a la misa en la gran capilla de la casa madre. A los pocos días, pasaste a la capilla eterna en donde Dios te esperaba. Beata Maria Esther Sourau-Blondin, gracias a tus humillaciones la Congregación a la que diste vida florece en la actualidad no solo en Canadá sino también en los Estados Unidos y en Alaska. Radio Vaticano | ||
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