SIGO A UN HOMBRE LLAMADO JESÚS
Mirando el pesebre me gustaría poder gritar:
«¡Miren, nosotros los cristianos seguimos a un hombre
que no tiene cuna de reyes, sino brazos de carpintero!»
Sigo a un hombre que no es de mi raza,
ni es de mi siglo siquiera.
Sigo a un tal Jesús de Nazaret que no ha escrito libros
ni mandado ejércitos.
Todo lo que Él ha dicho es mi palabra y mi alimento.
Todo lo que Él ha hecho es lo que más quiero.
Y su camino es mi camino
y su Padre es mi Padre;
y su causa es la mía.
Mi Madre, por Él, se llama también María.
De Él voy aprendiendo, paso a paso,
la lección «Mansedumbre»,
la tarea «Libertad».
Su ejemplo es la «Justicia»
transida de Humildad.
«¡Miren, nosotros los cristianos seguimos a un hombre
que no tiene cuna de reyes, sino brazos de carpintero!»
Sigo a un hombre que no es de mi raza,
ni es de mi siglo siquiera.
Sigo a un tal Jesús de Nazaret que no ha escrito libros
ni mandado ejércitos.
Todo lo que Él ha dicho es mi palabra y mi alimento.
Todo lo que Él ha hecho es lo que más quiero.
Y su camino es mi camino
y su Padre es mi Padre;
y su causa es la mía.
Mi Madre, por Él, se llama también María.
De Él voy aprendiendo, paso a paso,
la lección «Mansedumbre»,
la tarea «Libertad».
Su ejemplo es la «Justicia»
transida de Humildad.
P. Esteban Gumucio
Hoy el P. Esteban Gumucio habría cumplido 99 años
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