Rm 8, 26-30 A los que aman a Dios todo les sirve para bien
Tu palabra, en la que se cimienta una certeza. Todo es bueno. Es más fácil de decir cuando juzgamos que van bien las cosas, u objetivamente parecen ir bien, sin grandes alteraciones o desarmonías personales. Pero en el fondo de ser, allí donde se asienta tu presencia en nosotros, nada ni nadie nos puede separar de la certeza de tu amor, de que tú constituyes mi vida. Y eso siempre es bueno, y la raíz del ser en plenitud.
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