Las cosas no siempre salen como las imaginamos. Como cristianos, interpretamos esto dentro de la providencia de Dios y tratamos de seguir hacia donde creemos que Cristo nos conduce. Yo añadiría a eso la creencia de que cuando damos pasos que más tarde se descubre que han sido claramente equivocados, nuestro Señor puede llamarnos y nos llama desde ahí a un nuevo lugar. Tal es su amor por nosotros que, pase lo que pase, nunca falla. De alguna manera, la Vida con Cristo lo demuestra; la reorientación, cuando llega, aunque podamos pensar que es como la recalibración de un navegador por satélite, es más parecida a un amigo que camina con nosotros, a veces guiándonos suavemente y a veces levantándonos bruscamente para que veamos nuestro error.
Extraído de Hacia la luz: Lecturas diarias para Adviento y Navidad de John Mann (p.9)
Espacio Sagrado
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