En busca de una voz a través de la educación
En el norte de Tanzania se encuentran las mayores atracciones turísticas de África, y la imagen de los masai, decora las primeras páginas de la mayoría de los catálogos de safaris, pero la industria turística les aporta pocos beneficios. Han perdido el acceso a las fuentes de agua, tomadas por los refugios turísticos, y se les deniega el derecho a cultivar, criar ganado o construir viviendas permanentes en sus tierras tradicionales. Los masai quieren defender sus tierras y tradiciones, así como desarrollar nuevas formas de ganarse la vida, y contemplan la educación como la llave para alcanzar estos objetivos.
En los años 2001-2002, el gobierno de Tanzania introdujo su primer plan de desarrollo educativo (PEPD), y la educación primaria pasó a ser gratuita y obligatoria. Ha supuesto una gran diferencia: el número de niños/as matriculados en educación primaria creció en un 23%, de los que el 47% eran niñas; se han construido nuevas aulas y viviendas, y se han contratado más profesores. El número de escuelas primarias se incrementó en un 5%, y el número de profesores en un 6%.
Tanto la lengua como la cultura siguen siendo barreras para acceder a la educación. Muy pocos masai hablan kisuahili, la lengua nacional y que se emplea en las escuelas, y muy pocos profesores hablan 'maa'. Barreras adicionales son la localización de las escuelas y el curriculum oficial, que no tiene en cuenta el estilo de vida ni los valores de una sociedad dedicada al pastoreo.
Las comunidades masai en el distrito del Ngorongoro han fundando y gestionando aulas pre-primarias, y ofrecen clases de alfabetismo para adultos. Están próximas a la vivienda familiar y permiten que niños/as y padres se acostumbren a la idea de asistir a la escuela. Se imparten disciplinas prácticas de la escuela primaria y un conocimiento básico de kisuahili.
Mepalari, un padre de cuatro hijos relata: "He estado animando a mi hija Namayani para que fuera a la pre-escuela. Comprendimos la necesidad de que los niños fueran a la escuela porque cuando acudimos al hospital o a una empresa, la única lengua que se habla es el inglés o el kisuahili, y nos vemos obligados a pedirle a alguien que nos traduzca."
Sus hijos/as asisten a clase durante dos horas bajo la sombra de un árbol. Cuando se marchan, más de veinte hombres y mujeres, que están también aprendiendo a leer y escribir, ocupan sus puestos.
Nemburis, con 25 años, es una joven que ha aprendido a leer y a escribir en suahili: "No fui a la escuela cuando era una niña, y empecé las clases el año pasado. Me encanta y me ha ayudado a hablar con la gente. Puedo traducir del suahili, puedo leer los letreros y cuando voy a las tiendas, puedo hablar con los empleados, y con la gente que trabaja en el hospital. Antes no era capaz de explicar un problema a un doctor, o saber qué clase de medicina comprar, o cómo tomarla."
Ampliando miras: “AHORA PUEDO LEER LOS LETREROS”
Es una buena noticia, a la vez que un reto: en el mundo hay todavía alrededor de 115 millones de niños que no están escolarizados y 876 millones de adultos, uno de cada seis, son analfabetos.
En España la escolarización alcanza el 100 %. Pero también hay sombras el fracaso escolar, que afecta a uno de cada cuatro alumnos, es uno de los más altos de la Unión Europea.
Gesto para hoy:
Lee todos los carteles y anuncios que veas por la calle. No importa de lo que sean. Reconoce la suerte que tienes y piensa en Namayani y en como se siente ella ahora que puede leerlos.
Oración:
hombres y mujeres apasionados por la educación.
Que sean maestros de vida,
capacesde despertar en cada uno lo mejor de sí mismo
y transmisores de cultura para las nuevas generaciones.
Amén.
Más información de Tanzania, aquí
Fuente: Ágora Marianista
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