Thursday, November 23, 2006

Texto del prefacio del primer libro de Benedicto XVI


Al libro sobre Jesús, del que presento ahora la primera parte, he llegado tras un largo camino interior.

En los tiempos de mi juventud -los años treinta y cuarenta- se publicaron una serie de libros apasionantes sobre Jesús. Recuerdo el nombre de algunos autores: Karl Adam, Romano Guardini, Franz Michel Willam, Giovanni Papini, Jean Daniel-Rops. En todos estos libros la imagen de Jesucristo se delineaba a partir de los evangelios: cómo Él vivió sobre la Tierra y cómo, a pesar de ser enteramente hombre, llevó al mismo tiempo a los hombres a Dios, con el cual, como Hijo, era una cosa sola. Así, a través del hombre Jesús, se hizo visible Dios y a partir de Dios se pudo ver la imagen del hombre justo.

A partir de los años cincuenta, la situación cambió. El desgarro entre el «Jesús histórico» y el «Cristo de la fe» se hizo cada vez más grande: el uno se alejó del otro rápidamente. Pero ¿qué significado puede tener la fe en Jesucristo, en Jesús Hijo del Dios viviente, si después el hombre Jesús era tan distinto de cómo lo presentaban los evangelistas y de cómo lo anuncia la Iglesia a partir de los Evangelios? Los progresos de la búsqueda histórico-crítica llevaron a distinciones cada vez más sutiles entre los diversos estratos de la tradición. Detrás de ellos, la figura de Jesús, sobre la que se apoya la fe, se hizo cada vez más incierta, tomó contornos cada vez menos definidos.

Ver completo, lo aparecido en la Razón Digital, aquí

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