Wednesday, October 15, 2008

“En nuestras sociedades, el consumo funciona como una droga”


El sociólogo Gilles Lipovetsky interviene en el Congreso 'Familias y Globalización'
Para el filósofo y sociólogo, las consecuencias del hiperconsumo en la era de la globalización son “fenómenos como las fashions victims, las compras compulsivas y las prácticas adictivas de todo tipo”. Su intervención se ha producido en el marco del congreso “Familias y Globalización” organizado por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) y el Ministerio de Educación, Política Social y Deporte.

El filósofo y sociólogo Gilles Lipovetsky ha afirmado hoy, durante su intervención dentro del marco del congreso “Familias y globalización”, que “en nuestras sociedades, el consumo funciona como una droga”. “Es una experiencia banal, que permite romper con la rutina diaria, intensificando el presente”. Una experiencia que, en definitiva, “es completamente sintónica con los valores sociales predominantes: hedonismo y presentismo”.
En este sentido, añadió que las consecuencias más amargas del hiperconsumo son “una multitud de fenómenos ligados a la liberalización patológica: fashions victims, compras compulsivas y prácticas adictivas de todo tipo, aparte de trastornos alimentarios como la bulimia o la obesidad”.
Lipovetsky ha analizado las fases de la evolución del capitalismo de consumo hasta llegar a la época actual, que, según él, son “el hiperconsumo, el consumo desaforado en la era de la globalización y la individualización extrema”.
Para el filósofo, esta nueva forma de consumir se ha configurado como rasgo definitorio fundamental de la sociedad actual: “hasta entonces se consumía por necesidad, pero a partir de los años 80 se consume por placer. Ahora el consumidor vive hipnotizado por los escaparates. Incluso los menos favorecidos socialmente son hiperconsumidores”. Como ejemplos citó a los desempleados que “consumen 6 ó 7 horas diarias de televisión”. En este sentido, añadió que “la pobreza se vive como una experiencia, por encima de todo, humillante”.
Por otra parte, ha reflexionado sobre si el consumo masivo de productos made in USA conduce a una homogeneización cultural. Desde su punto de vista, es al contrario: “A menudo se presenta la cuestión de la mundialización como si McDonalds o Coca Cola hubiesen invadido el globo y, sin embargo, la gran mayoría de las marcas que compra el consumidor son nacionales. En cada país, los individuos mantienen su identidad local”.
Por último, el filósofo añadió que “cuanto mayor acceso tienen los individuos a la cultura-mundo, mayor es su necesidad de defender sus identidades culturales y lingüísticas: frente a la CNN ahora se eleva la voz de Al Jazira como fuente de información. Lo que se prepara no es una unión mundial de naciones bajo el signo del hiperpoder americano; es la voluntad de garantizar el pluralismo”.
Posteriormente, durante el transcurso de la mesa redonda “Perspectivas diferenciales”, el catedrático de Antropología Social y director del Instituto de Investigación sobre Migraciones, Etnicidad y Desarrollo Social (Imedes), Carlos Giménez, ha abogado por abandonar la visión etnocentrista porque “no creo que estemos en un mundo de individualismos”. En su opinión, tanto el marxismo como el liberalismo y otras teorías similares “no fueron muy acertadas”.
Giménez considera que ha habido “una revitalización de la cultura porque ahora la gente se postula ante la desigualdad desde la aceptación de la diferencia”. Ha señalado que “tenemos el reto de asimilar la inmigración como un proceso de diversidad cultural profunda” y cree que “se debe entender el concepto de familia desde un contexto transnacional”.
Por su parte, la socióloga del Centro de Estudios de la Mujer (CEM) en Chile, Irma Arriagada, se ha referido a las funciones de apoyo social y protección ante situaciones de crisis que ejerce la familia. Ha definido la globalización como un proceso que favorece la extensión de ideas y valores globales que a veces “entran en contradicción con valores tradicionales, en especial, relacionados con la familia”. La socióloga cree que los efectos de la globalización se aprecian en el aumento de las migraciones internacionales, donde “las mujeres cobran cada vez un papel más importante”. En su opinión, “entre los cambios más notables se encuentran la incorporación masiva de las mujeres al mercado laboral”.
Finalmente, Dounia Akbache, de la Asociación Compartiendo Culturas, de Vitoria, ha asegurado que existen aún hoy muchos prejuicios respecto a las familias magrebíes, aunque afirma que “los pasos de las mujeres musulmanas son lentos pero muy bien marcados”. Por ello ha hecho un llamamiento para facilitar los vínculos entre los diferentes países para que sus pasos sean más seguros.
CONGRESO “FAMILIAS Y GLOBALIZACIÓN”
El objetivo del Congreso –en el que participarán más de 400 expertos del ámbito social y educativo- es analizar la influencia que los procesos globalizadores ejercen sobre las familias (nuevas formas de relaciones familiares, tipologías, estructuras y roles), así como las dinámicas mundiales, globales, que desde diversas esferas (económica, social, geoestratégica, política, cultural, etc), condicionan estas transformaciones familiares. Además de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción y el Ministerio de Educación, Política Social y Deporte, el Congreso “Familias: construyendo ciudadanía” cuenta con la colaboración de Obra Social Caja Madrid, Renfe, IBERIA y ONCE.
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