Sunday, January 18, 2009

La homilía de Betania: LA “HORA DÉCIMA” DE CADA UNO

Por José Maria Maruri, SJ


1.- Jesús pasaba por allí como Jesús pasaba por el camino de Emaús, como Jesús pasó bajo el árbol al que estaba subido Zaqueo, como Jesús pasaba por el camino de Jericó, junto al ciego Bartimeo. El Señor pasa, pero no pasa de largo. Ese pasar suyo es en realidad salirnos al encuentro, porque no somos nosotros los que buscamos al Señor, sino que es Él el que nos busca a nosotros.


También hoy el Señor nos sigue buscando uno a uno… Dice el evangelio que Jesús puso un nuevo nombre a Pedro. Sería el nombre por el que el Señor le iba a conocer. También nosotros tenemos ante el Señor nuestro propio nombre, no somos números, no somos un DNI cualquiera, no somos una placa de identificación militar. Para Él cada uno tenemos nuestro nombre, y nos llama a cada uno de nosotros por ese nombre propio y exclusivo cuando nos llama a nuestra vocación cristiana. “Samuel, Samuel…” llamaba el Señor a aquel niño por su nombre. Así nos invita a cada uno de nosotros a seguirle como cristianos.



2.- Porque ser cristiano es una llamada personal, no es apuntarse a algo. No es pertenecer a un partido cuyos ideales nos cuadran. No es tener carné de un club de fútbol. Nuestro cristianismo puede ser algo muy parecido a esto. Estamos inscritos en el registro de bautismos, cumplimos con algunas cuantas, como ir a misa los domingos. Pagamos nuestras cuotas echando algo en los cepillos de las iglesias. Y el Credo y los Mandamientos son las normativas del Club.


Cuando nuestro cristianismo se reduce a eso la pregunta de Jesús: “¿Qué buscáis….” no tiene más que una respuesta: cumplir rutinariamente unas normas que nos enseñaron de niños, tranquilizar nuestra conciencia, acallar otras exigencias que sabemos nos pide el Señor. Pero, en realidad, lo que buscamos con todas nuestras fuerzas es pasarlo bien, tener éxito, una buena posición social, dinero. Nuestro cristianismo no rige nuestra vida, no se apodera de toda nuestra persona, empieza y acaba en las tapas del carné de nuestro club.



3.- No se es cristiano por nuestros conocimientos, no es un título sacado en unas clases de teología, o por correspondencia. Ser cristiano es algo nuevo, esa cercanía, es el encuentro iluminante con el Señor en esa “hora décima” que a Juan jamás se le pudo olvidar. Fue un día y una hora determinada en la que Juan se encontró al Señor y comenzó a ser cristiano.


Juan no se acuerda de lo que hablaron, él que tan largos discursos recuerda de Jesús, se acuerda solo de que estuvieron con el Señor todo el día, recuerda su cercanía, recuerda que estuvo sentado junto a Él.


Para San Pablo ser cristiano es haber sido aprehendido por el Señor, de forma que ya no vive Pablo, sino Cristo en Pablo. Ser cristiano no es seguir y admitir una doctrina. Es seguir a una persona… “Ven y sígueme”.


Y mientras nuestro cristianismo no sea caminar hombro con hombro con el Señor, tendrá más de magia y de superstición que de religión, de conocimiento teológico de un discípulo aventajado que de entrega a la labor por el Reino, de estadística y de organigrama que de dedicación personal…


Existirá siempre una dicotomía entre lo que creemos y lo que hacemos.


Que cada uno de nosotros tengamos esa hora décima que jamás olvidó San Juan y que le hizo seguir al Señor hasta el pie la cruz.

No comments: