Monday, January 26, 2009

Misionero jesuita en el Congo: "Ser signo de alguien es más importante que ser solución de algo"

OMPRESS-R. D. CONGO (26-01-09) El jesuita Juanjo Aguado, antiguo alumno de Comillas y miembro del Servicio Jesuita al Refugiado (JRS) visitó la universidad para explicar su experiencia con desplazados al noreste de la República Democrática del Congo, en la región de Kivu del Norte, en una charla organizada por los servicios de Pastoral y para el Compromiso Solidario y la Cooperación al Desarrollo y las unidades de Actividades Culturales, Seminarios y Jornadas, y de Trabajo Social.


Aguado ha estado trabajando los últimos meses como director de un proyecto de educación del JRS en la ciudad de Rutshuru. Su objetivo, integrar a los niños desplazados en los colegios de la zona: "En las escuelas del Congo no sólo se aprende a sumar o hablar francés, también a convivir", aseguró. "Son un terreno sagrado". Lo primero que hacen los niños que consiguen llegar al colegio es descalzarse, mostrando su respeto y reverencia a la escuela y sus maestros. Allí, con clases de hasta 80 alumnos, "el espíritu de aprendizaje es mayor que el que pude encontrarme aquí en mis tiempos de profesor", dijo Aguado. "Cualquier lugar resguardado del sol y la lluvia, es bueno para aprender".


Pese a que su propósito inicial era trabajar en materia educativa, las circunstancias de la guerra que vive el país le obligaron a ampliar su radio de acción y a entrar en la asistencia social. El pasado verano, apenas unos días después de su llegada, se rompió la tregua vigente y los combates se recrudecieron. Precisamente, la zona de Rutshuru, donde desarrollaba su trabajo fue de las más afectadas. Mientras unos campos de refugiados se vaciaban al paso de los grupos armados, otros multiplicaban su número de habitantes o surgían de la nada en lugares públicos o zonas consideradas "seguras".


Durante la charla, Aguado expuso su día a día y las condiciones de su trabajo. "La representación del JRS en Rutshuru era de, literalmente, cuatro gatos: tres asistentes congoleños y yo", contó el conferenciante. "Así que adoptamos la técnica del gato cubierto de cascabeles: optamos por hacer mucho ruido". Su grupo sólo podía hacerse cargo de la asistencia básica para los más vulnerables, así que establecía alianzas con otras organizaciones no gubernamentales y entidades locales para conseguir objetivos inmediatos de mayor alcance. Un ejemplo: "Se supone que tanto la educación como la sanidad son gratis, pero el gobierno no paga a maestros, médicos ni enfermeros, y tienen que cobrar a la población por sus servicios, para poder comer. De manera que llegamos a un acuerdo con el director del centro de salud más cercano, para que asistiera gratuitamente a los habitantes del campo a cambio de que el JRS se hiciera cargo del salario de sus trabajadores durante dos meses".


En Kivu del Norte no hay familia ajena a la violencia. El visitante encuentra sus huellas por todas partes: muerte, heridos, enfermedad, reclutamientos forzosos, violaciones, etc. La violencia sexual y el secuestro de menores se utilizan como armas de guerra. "El Congo es, posiblemente, uno de los lugares del mundo donde resulta más difícil ser mujer y, por supuesto, niño", aseguró Aguado. La mayor parte de las víctimas de la guerra se producen entre la población civil. "No hay nada más peligroso que el ejército en retirada".


"El desplazado tiene rostro de mujer, pero sobre todo de niño", insistió Aguado, mientras mostraba fotografías de familias completas hacinadas en búnkeres o "maisonnettes", como denominan los refugiados las tiendas de barro y hojas de plátano, o de plástico para los más "afortunados", en las que se resguardan. Sin embargo, añadió que no sólo se ve necesidad, también dignidad: "La gente no sólo lucha por sobrevivir, sino por convivir y retornar en paz a sus hogares". Abriendo su corazón a los asistentes, Aguado agregó que, para él, "entrar en un búnker era como asomarme al portal de Belén, sentía que Dios estaba con esta gente desde el primer día".


"Pese a mis deformaciones previas, me he dado cuenta de que es más importante estar allí que hacer. Lo que yo aportaba no es fruto de mis capacidades, sino de lo que la otra persona percibía de mí, al verme como un hombre de Dios". "Ser signo de alguien es más importante que ser solución de algo", concluyó.


Ecclesia

No comments: