Saturday, January 17, 2009

"Los obispos debemos procurar una Iglesia más libre, más viva, más valiente, más joven"


(Homilía durante el acto de toma de posesión de Juan José Asenjo como arzobispo coadjutor de Sevilla).-Nos recordaba Benedicto XVI, al iniciar su magisterio pontificio, que nuestro trabajo ha de consistir en procurar una Iglesia más libre, más viva, más valiente, más joven (A los Cardenales en la Capilla Sixtina 20-4-05). Libre por la palabra de Dios, que nunca está encadenada y siempre es lámpara para guiar nuestros caminos. Una Iglesia más viva, por los sacramentos, que son la fuente permanente del agua viva y del pan vivo bajado del cielo. Más valiente, por la audacia de la caridad que no pone nunca medida cuando se trata de manifestar eficazmente el amor de Cristo. Más joven, por la esperanza que se nos ha dado.

Una Iglesia que ofrece su doctrina y su caridad, sus sacramentos y el virtuoso testimonio de sus santos. Nada impone, pero nada se guarda, porque su incuestionable misión es evangelizar, poner el Evangelio de Cristo en medio del mundo y que sea su misma fuerza, la del Espíritu de Dios, la que lo llene todo de justicia, de paz, de caridad fraterna.

Una Iglesia que, ciertamente, se enorgullece de su pasado, pero sin lamentos ni hueras nostalgias. Una Iglesia que no tiene miedo al futuro, pero que sabe del grato peso de su responsabilidad evangelizadora.

2. A cada uno de nosotros le ha sido concedido el favor divino a la medida de los dones de Cristo. A unos les ha llamado para se apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelizadores; a otros, pastores y maestros. Todo para edificación del Cuerpo de Cristo (Cf. Ef. 4, 7-12).

"Yo soy el buen pastor [...]. Yo doy mi vida por las ovejas", dice Jesús de sí mismo (Juan 10, 14s.). No es el poder lo que redime, sino el amor. Éste es el distintivo de Dios: Él mismo es amor (...). Una de las características fundamentales del pastor debe ser amar a los hombres que le han sido confiados, tal como ama Cristo (...) Apacienta mis ovejas", dice Cristo a Pedro. Apacentar quiere decir amar, y amar quiere decir también estar dispuestos a sufrir. Amar significa dar el verdadero bien a las ovejas, el alimento de la verdad de Dios, de la palabra de Dios; el alimento de su presencia, que él nos da en el Santísimo Sacramento" (Benedicto XVI. Homilía en el inicio del pontificado (24-4-05).

3. El obispo ha sido elegido para conservar íntegro el depósito de la fe, tal como fue recibido de los Apóstoles y guardado por la Iglesia siempre y en todo lugar. Para edificar la Iglesia, Cuerpo de Cristo, y permanecer en su unidad, bajo la autoridad del Sucesor de Pedro. Para cuidar, ayudado de los presbíteros y diáconos, del pueblo santo de Dios y dirigirlo por el camino de la salvación (Ritual)

Los apóstoles estuvieron cerca de Cristo. Conocieron a Jesús y oyeron sus palabras. Contemplaban su ejemplo y los signos que realizaba. Lo vieron muerto en la cruz y resucitado de entre los muertos. Los apóstoles estaban con Cristo y hablaban de Cristo. Este es también el oficio del obispo, sucesor de los apóstoles: contemplar a Cristo y llevar, al pueblo, en obras y palabras, el misterio del Señor Resucitado.

Un triple ministerio es el que se ha confiado al obispo: enseñar, santificar y gobernar. Son funciones del mismo Cristo Maestro, Pontífice y Pastor. Es Cristo mismo el que se hace presente en medio de los creyentes a través de nuestro humilde ministerio episcopal. Estas tres funciones conforman la misión del obispo, la tarea de su vida cotidiana. Enseñar, santificar y gobernar, que son tres aspectos distintos de la única función del ministerio apostólico. Pues el obispo, mientras enseña, también santifica y guía a la porción del pueblo de Dios confiada a su cura pastoral. Y mientras santifica, enseña y guía. Y cuando realiza su gobierno pastoral, enseña y santificar.

4. Nunca agradeceremos suficientemente al Santo Padre Benedicto XVI el habernos concedido un Arzobispo Coadjutor. Será, no solo una inestimable ayuda, sino un verdadero pastor que cuidará de esta Iglesia de Sevilla.

Esta Iglesia de Sevilla, que se alimenta con la sabiduría de Isidoro y Leandro, con el admirable ejemplo de pastores tan eximidos como el Beato Cardenal Marcelo Spínola, con la caridad sencilla y encendida de Santa Ángela de la Cruz. Es la Iglesia de la palabra de Dios haciéndola resonar en la catequesis; de los sacramentos celebrados y vividos en nuestras comunidades parroquiales; de la caridad en tantas formas diferentes y siempre llevado el amor de Cristo a los más desasistidos; de la evangelización con ministerios distintos, con sacerdotes y los diáconos, con los miembros de los Institutos de vida consagrada, con asociaciones y movimientos de laicos, con la Hermandades y Cofradías.

Viña fecunda es esta a la que hemos sido llamados para servir en la caridad, cada uno con los dones y carismas que de Dios ha recibido.

5. La designación del Excmo. y Rvdmo. Mons. Juan José Asenjo Pelegrina es motivo de un enorme gozo para todos nosotros. Sus cualidades humanas y episcopales son tan relevantes como conocidas. Experiencia en la relación con las más diversas instituciones, amplio conocimiento de las estructuras diocesanas y del gobierno pastoral de una diócesis, acercamiento y asimilación de la cultura religiosa de Andalucía... Todo ello constituye un más que un extraordinario aval de eficiencia episcopal y de gobierno pastoral.

Llega a nosotros desde la querida y hermana Iglesia de Córdoba. La Iglesia de insignes obispos y grandes prelados, de heroicos mártires, de tantos santos, apóstoles, misioneros... Una Iglesia antigua y con notable pujanza evangelizadora y cultural en la actualidad.

6. Si el obispo es sucesor de los apóstoles, ha de recordar que en el día santo de Pentecostés, María Santísima estuvo a su lado. Y que Ella siempre acompaña a los son que sacerdotes y amigos de su hijo Jesucristo.

En el triple ministerio del obispo figura el de santificar, por ser administrador de los misterios de Dios en su Iglesia particular. Y el primer ministerio santificador es el de la eucaristía, que hoy, en unión de todos cuantos hemos formado esta porción del pueblo de Dios confiado a mi humilde servicio, ofrecemos en acción de gracias.
RD

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