“¿Qué camino tomar?” pregunta el gato de Cheshire en Alicia en el País de las Maravillas. “Cualquier dirección es mejor que ninguna dirección” se responde. Sudán del Sur no se parece mucho a esto pero uno realmente se pregunta a veces hacia dónde está caminando el país. El presidente, Salva Kiir, se ha definido claramente en contra de llevar al país de nuevo a la guerra. Esa dirección hacia una paz continuada quizás sea demasiado amplia pero es ciertamente importante.
Se nota ya que algunos precios en el mercado, después de un período de inflación alta, han comenzado a caer. El aumento galopante de la inflación no era una buena dirección. Esto supone un cambio de dirección muy bienvenido pero los mejores signos de las nuevas direcciones las veo en nuestras propias empresas. Ahora tenemos 76 estudiantes residentes en nuestro Instituto Católico de Salud en Wau. Hemos tenido más de 1500 profesores siguiendo nuestros programas de formación continua y esta semana comenzamos la formación previa al servicio en Yambio y Malakal para personas que quieren ser profesores.
Un problema en Sudán del Sur es que la educación no ha sido una tarea especialmente bien vista. Yo supongo que cuando los profesores que uno ha tenido no eran buenos, no inspiran a nadie para ser profesor. “El ejemplo” decía Edmund Burke, “es la escuela de la humanidad y no aprenderán en otra”. Los buenos profesores pueden motivar a los niños a ser profesores pero los malos, ¡no inspiran a nadie! Además, los profesores no están bien pagados en Sudán del Sur y en ocasiones tienen que esperar meses para recibir el mísero sueldo que les corresponde. Otro problema añadido es la falta de oportunidades de educación para las mujeres y las niñas y el hecho real de que hay muy pocas profesoras.
Expresado en pocas palabras, ¿qué hacer? El año pasado se graduaron las primeras ocho chicas del Instituto Loreto en Rumbek. El ritmo natural de las cosas hubiese hecho que estas ocho chicas hubieran regresado a sus familias y se les hubiesen concertado matrimonios en un corto plazo de tiempo. Sin embargo, Loreto está incrementando significativamente las expectativas de estas chicas hacia sí mismas y seis han regresado para ser parte de un programa de formación del profesorado que estamos ofreciendo en Loreto. Sus familias están contentas de verlas continuar su formación en un lugar donde están seguras. Es muy poco probable, en esta cultura Dinka, que a estas chicas se les hubiera permitido ir a estudiar a cualquier otro lugar. Otra chica y tres chicos se han unido a la clase. ¡Probablemente sea la única clase en todo Sudán del Sur donde las chicas son mayoría!
Ahora nos encontramos con que las chicas que se graduarán en los próximos años están pidiendo la misma oportunidad. Continuar la educación supone una nueva dinámica para las chicas. La idea de llegar a ser profesoras se presenta ahora ante ellas como una posibilidad real. Por supuesto, no todas llegarán a ser profesoras. Algunas aspirarán a ir a la universidad o dedicarse a otras profesiones pero todas están continuando su educación y estarán mejor preparadas para las oportunidades del futuro.
Gracias a una donación de Canadá, hemos podido invitar a dos mujeres de Abyei y otras dos de las montañas de Nuba (ambas son zonas de conflictos fronterizos continuos y constantes problemas de inseguridad y violencia) a comenzar su formación como profesoras en Yambio. Es un gran paso hacia delante el que estas dos mujeres estén ahora en nuestros programas. Inspirará a más a seguirlas. Normalmente, no es fácil ser pionero en nada pero la discriminación positiva de estas mujeres no sólo las ayudará a ellas mismas en su camino personal sino que también orientará a otras a ajustar su forma de pensar a nuevas posibilidades.
En una ocasión, pregunté a la clase en Loreto si había alguna práctica cultural que les gustaría que cambiara. Una chica rápidamente contestó que las mujeres deberían poder elegir a sus maridos. ¡Uno de los hombres en clase inmediatamente discrepó! Como un viejo cura me dijo una vez mientras caminaba ayudado por dos bastones: “Puede que vaya lento pero todavía me muevo”. Mientras él iba ralentizándose, creo que nosotros estamos ganando velocidad quizás dando pequeños pasos al principio, pero importantes también y en la dirección correcta. Cuando las Hermanas de Loreto llegaron aquí hace cinco años, les costó llenar una clase. Este año tuvimos 90 solicitudes para 30 plazas. SSS está encantada de estar ayudándolas en su misión.
Hno. Bill Firman. Traducción: Paula Merelo Romojaro
Ciudad Redonda
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