Los que tuvimos la fortuna de conocer a Bauman no podemos deslindar su teoría del personaje inquisitivo e irónico
Los que tuvimos la fortuna de conocer a Zygmunt Bauman no podemos deslindar su teoría del personaje inquisitivo e irónico que siempre nos sorprendía con un nuevo giro en su evaluación de este curioso mundo de la globalización. Pasará a la historia intelectual como el teórico de la modernidad líquida, esa forma de organización social en la que nada permanece, en la que todo es fugaz, incompleto, indefinido, donde, en efecto, todo lo sólido se desvanece en el aire. Detrás de su evaluación hay, sin embargo, una preocupación profunda por la pérdida de la dimensión de ética pública. Hoy habríamos abandonado ya el sentido de misión colectiva asociado a la modernidad clásica. El poder ya no está en manos de la política, ha emigrado a otras instancias libres de todo control democrático. Los derechos económicos están fuera del alcance del Estado; los derechos políticos se han reducido al pensamiento único de los mercados desregulados del neoliberalismo; y los derechos sociales son reemplazados por el deber individual de velar por nosotros mismos.
El resultado es una situación de “vulnerabilidad mutuamente asegurada”. De ahí también su última insistencia en trazar los contornos de la nueva geografía del mal, eso que él denominaba la adiaforización, la neutralización y banalización de lo éticamente incorrecto. El mal ya no reside solo en las guerras o en las ideologías totalitarias; se arraiga también en la indiferencia ante el sufrimiento de los demás, como en la cuestión de los refugiados, o en las “orgías verbales de odio anónimo, cloacas virtuales de defecación en los otros y los incomparables despliegues de insensibilidad” que encontramos en Internet.
Como Thomas Hobbes o Norberto Bobbio, es de los pensadores que culminaron su obra en la senectud. A partir de los ochenta años entró en una sorprendente productividad y en un incesante activismo intelectual. No había semestre en el que no publicara algún libro, que no diera alguna entrevista. Por eso su ausencia va a ser tan dolorosa.
Hemos perdido al guía, al viejo y sabio maestro que siempre supo arrojarnos algo de luz en tiempos de oscuridad, en uno de los momentos de mayor desconcierto teórico.
El País
Muere Zygmunt Bauman, el filósofo de la modernidad líquida
- El sociólogo polaco ha fallecido este lunes a los 91 años
Sus obras exploraron la fluidez de la identidad en el mundo moderno, el Holocausto, el consumismo y la globalización
El sociólogo y filósofo polaco Zygmunt Bauman ha fallecido este lunes a los 91 años en Leeds, Inglaterra, según informa el diario de Varsovia Gazeta Wyborcza. Bauman murió en su casa, rodeado de su familia, según Anna Zejdler-Janiszewska, profesora de filosofía de Varsovia y amiga de Bauman, quien fue informada de su muerte por su esposa.
Con su muerte, se va uno de los intelectuales contemporáneos y sociólogos europeos más importantes de las últimas décadas, entre los más prolíficos y activos hasta los últimos momentos de su vida.
Las obras del pensador de izquierda de origen polaco exploraron la fluidez de la identidad en el mundo moderno, el Holocausto, el consumismo y la globalización.
Reconocido por un enfoque que incorporó filosofía y otras disciplinas, Bauman fue una fuerte voz moral para los pobres y desposeídos en un mundo vencido por la globalización. Ya sea que estuviera escribiendo sobre el Holocausto o la globalización, su enfoque se centró en cómo los seres humanos pueden crear una vida digna a través de decisiones éticas.
Escribió más de 50 libros, especialmente Modernidad y Holocausto (1989) en el que se diferenciaba con muchos otros pensadores que veían la barbarie del Holocausto como un fracaso en la modernidad.
Entre sus obras más significativas destacan La modernidad líquida (2000), considerada su obra cumbre, en la que observa cómo el capitalismo globalizado está acabando con la solidez de la sociedad industrial; Amor líquido (2005) y Vida líquida (2006).
Además es ator de títulos como La cultura como praxis (1973), La posmodernidad y sus descontentos (1997), La globalización: consecuencias humanas (1998), En búsqueda de la política (1999), La sociedad individualizada (2001) y Vidas desperdiciadas. La modernidad y sus parias(2005).
Bauman consideraba los exterminios masivos de los judíos como el resultado mismo de tales pilares de la modernidad como la industrialización y la burocracia racionalizada. “Fue el mundo racional de la civilización moderna lo que hizo pensar al Holocausto”, escribió Bauman.
En la década de 1990, Bauman acuñó el término “modernidad líquida” para describir un mundo contemporáneo en tal flujo que los individuos se quedan sin raíces y privados de cualquier marco de referencia predecible. Sus obras también exploraron la fragilidad de la conexión humana en estos tiempos y la inseguridad que crea un mundo en constante cambio.
“En una vida moderna líquida no hay vínculos permanentes, y cualquier cosa que ocupemos por un tiempo debe estar ligada libremente para poder desatarse de nuevo, tan rápido y sin esfuerzo como sea posible, cuando las circunstancias cambien”, dijo Bauman.
Nacido en Poznan en Polonia en 1925, en el seno de una familia humilde, huyó del nazismo y se trasladó a la URSS para regresar posteriormente a Polonia, donde militó en el Partido Comunista y fue profesor de filosofía y sociología en la Universidad de Varsovia. La política antisemita del gobierno comunista después de los sucesos de marzo de 1968 le obligaron a abandonar de nuevo Polonia.
Desde 1971 vivía y enseñaba sociología en Leeds, Inglaterra, en cuya universidad era profesor. Fue conocido en todo el mundo por ser el teórico de la llamada “modernidad líquida”. A lo largo de su vida impartió clases en países como Israel, Estados Unidos y Canadá. Desde 1990, era profesor emérito.
En Polonia, a menudo se veía envuelto en la polémica. En 2006, un historiador derechista descubrió documentos que mostraban que Bauman sirvió como oficial en una organización militar de la era estalinista, el Cuerpo de Seguridad Interna, que ayudaba a imponer el comunismo a la nación matando a los resistentes al régimen.
Bauman reconoció pertenecer a esa unidad, pero insistió en que sólo tenía un trabajo de escritorio. Ninguna evidencia ha surgido vinculándolo a cualquier asesinato. Mientras tanto, algunos nacionalistas lo vieron como un enemigo del país.
En 2013, los partidarios de una organización de extrema derecha interrumpieron un debate público con Bauman en la ciudad de Wroclaw, en el oeste de Polonia, silbando y gritando “¡Vergüenza!” Y “abajo con el comunismo!” y sosteniendo las fotos de los combatientes de la resistencia polacos asesinados por los comunistas. Después de eso dejó de visitar su tierra natal.
Entre otros premios y reconocimientos, Bauman fue galardonado con el Premio Amalfi de Sociología y Ciencias Sociales (1992), el Theodor W. Adorno (1998) y el Príncipe de Asturias de Comunicación en 2010, entre los intelectuales “clave para entender el siglo XX”.
Este mismo lunes La Vanguardia publicaba una entrevista en la que hablaba de su última obra, Extraños llamando a la puerta (Paidós).
Vanguardia
1 comment:
haha podian ser menos obvios copiandole a otra pagina...
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