Monday, May 18, 2020

Pequeños placeres. Día 66 por Vicente Niño Orti, OP

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Día 66 de confinamiento. Lunes 18 de mayo.
El hombre es el único animal –ya saben, racional, espiritual, pero animal- que es capaz de adaptarse a cualquier medio que existe. Hay seres humanos que habitan en los trópicos, en los polos, los desiertos, las islas de los océanos, las estepas, las montañas, las selvas… Tiene la capacidad de adaptarse porque allá donde esté, allá como esté, trata de hacer habitable el trocito de espacio en el que vive. La inteligencia, el aprovechamiento de los recursos, adaptar el medio a sí mismo más que él al medio –en la medida en la que se puede- le dan una ventaja sin parangón.
Pues bien. Incluso a esta situación de confinamiento nos hemos ido adaptando, y aunque ya comenzamos a dar pasos hacia afuera –con prudencia, recuerden-, este tiempo confinados hemos tratado de adaptar nuestras rutinas y tiempos y conductas para hacer lo más habitable posible nuestro encierro.
Uno de los recursos que quien más quien menos hemos utilizado en estos más de dos meses que llevamos para hacer más cómodo, más llevadero, más –de nuevo- habitable nuestro propio hábitat ha sido el de los pequeños placeres, esas menudencias que nos hemos regalado y que nos han hecho más cómodo, más llevadero, menos difícil nuestro encierro.
Ese trozo de chocolate negro, ese aperitivo más cuidado, un trozo de pastel, unas golosinas, aquellos frutos secos, un rato más de sueño, un poquito más de trasnochar con una serie o una película en el sofá, una ducha algo más extendida de lo habitual, un libro que nos hemos pedido online…
El ser humano utiliza muchos pequeños recursos para adaptarse a cualquier situación y si a nivel evolutivo eso nos da una ventaja más que considerable – la de la inteligencia- a nivel más cotidiano hace que casi cualquier situación difícil, podamos sobrellevarla con un poquito de imaginación y de cuidado.
Vicente Niño Orti, OP
Tiempo regalado
Dominicos

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