Entre las grandes novedades de esta Constitución Apostólica está la creación de un nuevo dicasterio para la Evangelización, en el que se funden el dicasterio de Propaganda Fidei y el Consejo para la Nueva Evangelización. Este será el organismo estrella de la Curia y estará presidido por el propio Papa, asistido por dos pro-prefectos.
Otra novedad será la conversión en dicasterio de la Limosinería, que llevará por nombre Dicasterio de la Caridad. Actualmente lo preside el cardenal Krajewski, quien ha viajado a Ucrania en los últimos días.
Otro paso importante es el dejar por escrito que cualquier fiel puede presidir un dicasterio, lo que abre las puertas a que sean laicos y mujeres quienes tengan más peso en la Curia. Va en la línea de los cambios que se han realizado en los últimos años.
La nueva Constitución también intenta frenar la burocratización de la Curia. Los religiosos o personas consagradas que trabajen ahí lo podrán hacer por un máximo de cinco años. Si sus superiores lo aceptan, se podrá renovar como máximo por otro periodo de cinco años.
Una Iglesia más volcada hacia fuera, en la que se priorice la forma de evangelizar y se estudien las palabras y las obras de misericordia con que actuar. En cualquier caso, el Papa señala que si no hay una reforma interior, el texto servirá de muy poco.
La reforma de la Iglesia debe ser permanente. Así lo han afirmado hoy los encargados de presentar públicamente la nueva Constitución Apostólica del Vaticano, por la que se reorganiza la Curia.
Explicaron que un eje fundamental de la reforma fue aceptar que Occidente se ha secularizado. Por eso han creado un dicasterio dedicado a la evangelización.
La novedad es que en esta evangelización se otorga mayor presencia a los laicos, hombres y mujeres. Por ejemplo, a partir de ahora podrán estar al frente de los departamentos del Vaticano.
Otro de los elementos importantes de la reforma es la mayor relevancia a las conferencias episcopales y regionales en la toma de decisiones de la Iglesia.
El Papa quiere un gobierno más colegial, con mayor participación y sinodalidad, en una estructura que sea cada vez menos centralizada. Por eso, la Secretaría de Estado, que Pablo VI puso como el corazón de la Curia, ahora deja de tener ese rol. Está expuesta a más controles y tiene menor independencia económica.
De hecho, la constitución refleja también el esfuerzo por la transparencia económica que los cardenales pidieron al futuro Papa en vísperas del cónclave de 2013.
AO
Rome Reports
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