La conversión es primeramente una obra de la gracia de Dios que hace volver a él nuestros corazones:
"Conviértenos, Señor, y nos convertiremos"
(Lm 5,21).
Dios es quien nos da la fuerza para comenzar de nuevo
(Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1432).
Propósito:
Rezaré un viacrucis, pidiéndole a Dios la fuerza para ser un cristiano coherente.
Fuente: Catholic.net
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