¿Por qué Dios permite esto o lo otro?
¿Por qué no hace que se paren los tsunamis o que no haya enfermedad, o que no haya hambre, o fulmina a los violentos y convierte los corazones de piedra en espíritus limpios?
Tal vez porque nos ha hecho capaces de alcanzar todo eso por nosotros mismos.
Tal vez porque Dios no ha creado un teatro de marionetas que bailan a su antojo, sino seres libres, capaces de buscar, compartir y construir un futuro –el reino-, sin otra magia que la humanidad compartida.
Y en ese sentido las soluciones a los problemas reales no van a venir de un genio saliendo de una lámpara, sino de la capacidad de cada uno, también yo, para buscar propuestas válidas.
Fuente: Jesuitas de Castilla
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