Lucas 16, 19-23
En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: "Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba espléndidamente cada día. Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico. Y hasta los perros se le acercaban a lamerle la llagas. Sucedió que se murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán. Se murió también el rico, y lo enterraron. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno."
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Pensamientos sobre el pasaje de hoy
He aquí una lección de moral: sobre el peligro de buscar sólo la propia felicidad y no mirar la situación apremiante de los que sufren. En una tierra donde la gente no esperaba obtener más de una comida decente en toda la semana, este hombre rico se prodigaba con banquetes diarios, y no veía al pobre Lázaro que habría sido feliz de sólo comer las migajas que caían de su mesa
Señor, abre mis ojos a las necesidades que me rodean. Cuando responda ante Ti por mis obras, no me preguntarás en qué vecindario vivía: me preguntarás como traté a mis vecinos.
De Espacio Sagrado
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