Saturday, March 10, 2007

Un momento para la oración...



Lucas 15, 1-3 & 11-24
En aquel tiempo, Jesús les dijo esta parábola: "Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte que me toca de la fortuna." El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de saciarse de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer. Recapacitando entonces, se dijo: "Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros." Se puso en camino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo. Su hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo." Pero el padre dijo a sus criados: "Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado." Y empezaron el banquete.
¿Qué me estás diciendo, Señor?

Pensamientos sobre el pasaje de hoy

En diferentes culturas a lo largo de los siglos, Dios ha sido retratado en todo tipo de imágenes. En esta parábola conocemos una imagen de Jesús que nos asombra: un padre cariñoso, que no detiene a su hijo cuando se va de la casa, derrocha su fortuna y avergüenza a su familia y a sí mismo. Este padre no sólo lo perdona cuando vuelve, sino que lo abraza, interrumpe sus palabras de arrepentimiento, y ordena un banquete para expresar su enorme alegría.

Señor, cualquier cosa que me pase, no me dejes olvidar o dudar de este retrato tuyo.
De Espacio Sagrado

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