Urbano Navarrete es uno de los últimos jesuitas elevados a la dignidad cardenalicia por al Papa Ratzinger. Desde su atalaya de experiencia y de sabiduría asegura que «hemos pasado una crisis de valores humanos y cristianos, pero creo que estamos levantando la cabeza» y que «hay una reacción en la juventud, se dan cuenta de que con este tipo de cultura no vamos a ninguna parte». Lo entrevista Darío Menor en La Razón.
-¿Qué le ha parecido la elección de Adolfo Nicolás como Prepósito general de la Compañía de Jesús?
-Como jesuita, acepto con mucha sinceridad el parecer de mis compañeros, de los electores, porque han tenido el tiempo suficiente para informarse de toda la Compañía. Me fío totalmente de la elección. En segundo lugar, el padre Nicolás tiene un conocimiento del mundo y de la Compañía poco común. Nació en España y recibió educación occidental pero muy joven fue enviado a estudiar filosofía y teología en Japón, donde se empieza a imbuir de la mentalidad de Oriente. Después de volver a Roma para terminar sus estudios, casi siempre ha estado en puesto de gobierno en Asia.
-¿Qué valoración hace del anterior Superior, el holandés Peter-Hans Kolvenbach?
-Muy positiva. Tiene un espíritu jesuítico de sacrificio enorme y un gran espíritu de trabajo. Kolvenbach se encontró con un momento difícil para el gobierno de la Orden y ha sabido sembrar la unión y la paz, preparar a la Compañía para un futuro de un renacimiento dentro de la crisis general que hay en la vida religiosa.
-¿Es correcto comparar a Nicolás con Pedro Arrupe, el antecesor de Kolvenbach como Superior de la Compañía?
-Hay claras coincidencias: los dos son españoles y trabajan durante buena parte de su vida en Asia. Ambos se forman con una mezcla de Occidente y Oriente. Este hecho deja un influjo material, pero más allá de ello, no creo.
-¿Considera que en Asia se encuentra el mayor desafío para la Compañía de Jesús?
-En Asia existe un cristianismo adolescente. En este continente existe, no sólo para la Compañía sino para toda la Iglesia, el peligro de hacer un apostolado tan abierto que el cristianismo desaparezca en su parte específica. Al convivir con todas las otras religiones asiáticas es fácil la tentación de no especificar plenamente el cristianismo.
-¿Considera que en Asia se encuentra el mayor desafío para la Compañía de Jesús?
-En Asia existe un cristianismo adolescente. En este continente existe, no sólo para la Compañía sino para toda la Iglesia, el peligro de hacer un apostolado tan abierto que el cristianismo desaparezca en su parte específica. Al convivir con todas las otras religiones asiáticas es fácil la tentación de no especificar plenamente el cristianismo.
-¿Cómo hacer frente al descenso tan grande en el número de nuevas vocaciones, fenómeno presente en toda la Iglesia pero aún más acusado en la Compañía?
-Es muy difícil. Una solución es preparar a laicos para que se hagan responsables de instituciones o incluso universidades. Pero el mayor campo está en Asia y África. Como profesor, mi experiencia con los estudiantes asiáticos y africanos es muy buena. La Iglesia y la cultura cristiana pueden desarrollarse mucho en estos países. Tal vez, Occidente se ha cansado de ser cristiano, por lo que tendremos que centrarnos en otras partes del mundo para revivir el cristianismo.
-Si, como ha dicho, Occidente se ha cansado de ser cristiano, ¿hacia dónde se encamina?
-Hemos pasado una crisis de los valores humanos y cristianos, en parte por el consumismo. No obstante, creo que estamos levantando la cabeza. Hay ciertas señales en la juventud que muestran que hay reacción, que con este tipo de cultura no vamos a ninguna parte. Estos hechos se dan en toda Europa, aunque en España, por nuestra situación política, son menos visibles.
-Como experto en derecho del matrimonio, ¿qué opinión le merece la ley que permite el matrimonio entre homosexuales?
-Muy negativa, no sólo como canonista, sino como cristiano. La libertad no es para usarla según las pasiones, eso es ser esclavo. Siempre, no obstante, partiendo del enorme respeto a las personas. Actualmente, el modo de vestir, de jugar, de vivir, fomenta una indiferencia sexual que puede provocar dificultades muy graves en la vida de cada uno.
-¿Cree entonces que la homosexualidad aparece por la educación?
-En gran parte, así lo explica la historia. Es además la prueba del bajón de una civilización, como muestran los ejemplos de Grecia y Roma. Hay casos en que aparece por genética, pero la mayor parte son por educación. Además, hay que tener en cuenta que puede haber otras soluciones jurídicas para que los homosexuales convivan, pero llamarlo matrimonio y la posibilidad de adoptar es un error. La adopción es una injusticia gravísima para la persona adoptada.
-¿Cómo fue su experiencia en el pasado Consistorio, en el que fue creado cardenal?
-El Colegio Cardenalicio, por su universalidad cada vez mayor, supone un vínculo particular de unidad de las iglesias particulares con el Papa. Aquel día pude hablar poco con Benedicto XVI, con él traté mucho cuando se encargaba de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Es un hombre con el que se trabaja muy a gusto: escucha a todos sin interrumpir, con mucha atención y ojos muy vivos. Un patriarca oriental dijo del Papa que lo que más admiraba era su disciplina en la palabra. Comparto esta afirmación plenamente.
Fuente: El periodista Digital
No comments:
Post a Comment