Thursday, January 03, 2008

Un momento para la oración


Juan 1: 29-34
Al día siguiente Juan vio a Jesús que venía a su encuentro, y exclamó: "Ahí viene el Cordero de Dios, el que carga con el pecado del mundo. De él yo hablaba al decir: Detrás de mí viene un hombre que ya está delante de mí, porque era antes que yo. Yo no lo conocía, pero mi bautismo con agua y mi venida misma eran para él, para que se diera a conocer a Israel". Y Juan dio este testimonio: "He visto al Espíritu bajar del cielo como una paloma y quedarse sobre él. Yo no lo conocía, pero Aquel que me envió a bautizar con agua, me dijo también: Verás al Espíritu bajar sobre aquél que ha de bautizar con el Espíritu Santo, y se quedará en él. Sí, yo lo he visto; y declaro que éste es el Elegido de Dios."
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy
Juan deseaba revelar a Cristo a su pueblo, para que fuera conocido. Este es un conocimiento fundado en el amor. Podemos tener un conocimiento directo de alguien, sin realmente conocerlo. Podemos hacer una lista de sus fechas de nacimiento, matrimonio y muerte, su altura y peso, su nacinalidad y religión. Pero hay otro conocimiento, el que dicta el corazón y sabremos cómo siente lo que es importante en su vida y cómo se relaciona con los demás: entonces lo conoceremos interiormente.

Esto es lo que significa una revelación, lo que Juan quería hacer para Jesús. Podemos orar para poder conocer a Jesús interiormente, y poder revelar a los demás el Dios del amor y de la vida.
De espacio Sagrado

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