Sunday, January 13, 2008

Un momento para la oración


Mateo 3: 13-17
En aquel tiempo, fue Jesús de Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara. Pero Juan intentaba disuadirlo diciéndole: "Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?" Jesús le contestó: "Déjalo ahora. Está bien que cumplamos así lo que Dios quiere." Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y vino una voz del cielo que decía: "Este es mi hijo, el amado, mi predilecto."
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy

Todo bautismo incluye�la oración y la unción, para la protección del mal.
Los padres saben bien que sus hijos necesitarán protección de los peligros que enfrentarán del mundo, de personas que utilizan a niños en su propio provecho y codicia.
El Bautismo de Jesús significó su compromiso a la bondad de Dios y al Dios de la bondad.
El Bautismo fué la inmersión de Jesús en el llamado del Bautista, para caminar con su pueblo en el camino hacia Dios, enfrentando la maldad y el pecado del mundo.
El óleo del bautismo nos protege del mal, así como ciertos aceites nos protegen del sol; el agua bendita nos da la vida, como el agua de un pozo o de un río da vida a nuestro cuerpo.
Rogemos por la protección de todo lo que nos pueda alejar del camino hacia Dios.
De Espacio sagrado

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