"Sucede con el Reino de los cielos
como con el dueño de una finca,
que salió muy de mañana
a contratar trabajadores para su viña.
Se arregló con ellos
para pagarles el salario de un día
y los mandó a trabajar a su viñedo"
(Mateo 20, 1-2)
Hoy he venido a trabajar en tu viña, Señor.
¡Gracias por darme la fuerza para hacerlo
y la confianza de ser tu elegido!
Sólo espero el salario de tu amor
y la dicha de servir con alegría.
Santa María, ruega por nosotros.
Amén
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