Sunday, June 29, 2008

¿Volvemos a comulgar de rodillas?

Lo he dicho en anteriores ocasiones, tomar la comunión de rodillas y en la boca, es un acto de respeto hacia la sagrada forma y lo que representa. Pero estamos en una sociedad donde la falta de respeto a las tradiciones y a lo sagrado está a pie de calle. ¿Beneficiaría esta medida a la recuperación del fervor de los fieles?. Me temo que quien mira al pasado, volviendo la vista atrás, se convierte en estatua de sal, como nos narra la Biblia.


Sería mucho más fructífero dejar las cosas tal cual, con permiso de los liturgistas amantes de seguir las normas al pie de la letra, espantados de las innovaciones a la que muchos han llegado, y con las que tampoco estoy en sintonía. De modo, que ni una cosa ni la otra, estamos muy bien con las celebraciones de ahora, a las que, si acaso, les falta un poco de pasión por parte de sus párrocos. Estoy segura que cada uno de los pasos de la celebración eucarística podría tener una introducción que explicara su sentido.


Si me ponen ustedes misa en latín, casullas de macramé, ornamentos barrocos, reclinatorios en el altar; darán una visión caduca de la Iglesia. Y mucho me temo que espante más aún a los jóvenes. Bien es cierto que todo el aggiornamiento de estos cuarenta años no ha servido ni para aumentar el número de seminaristas, ni para incrementar el número de religiosos, ni para llenar las Iglesias con savia nueva.


Pero el camino no está en demoler los muros del Concilio Vaticano II, sino en la adecuación a los tiempos. Siempre ha sido así. ¡Y vayan ustedes a explicar lo anacrónico a una población cuyo sagrario es el televisor!. Es jugar sabiendo que la partida está perdida de antemano. Por eso, antes que pensar si volvemos a arrodillarnos para tomar la comunión, si ésta se recibe en la mano o en la boca, me parece más importante la presencia católica en los medios de comunicación. Televisión católica no significa renunciar a programación de informativos películas o reportajes. Significa llevar el humanismo cristiano sin complejos al alcance de todos.


Comenzamos el año Paulino y tenemos como ejemplo de apóstol infatigable a San Pablo; quien batalló en las ágoras de las principales ciudades de la época. Hoy a nadie se le escapa que salir a la plaza pública es estar en antena. No exclusivamente para realizar una programación religiosa, sino para impregnar la vida cultural de los valores cristianos. La publicidad nos empapa de unos contravalores que nadie se atreve a cuestionar.


Hacen falta apóstoles sin complejos y es la hora de los laicos. Se necesita formación o respaldo de los párrocos y religiosos para llevar la voz a todos los rincones. Pero son los laicos el relevo a la escasez de vocaciones. ¿Cómo vivir un cristianismo auténtico sin que nos consideren una secta?. En este sentido hoy El País hacía una demoledora crítica a los Kikos, familias enteras consagradas a la predicación y respaldadas por la comunidad. Una nueva forma de asociación en la Iglesia.



Mucho me temo que la sociedad, en especial la europea, camina hacia esa reducción de pensamiento donde cualquier religión se considerará sectaria. Ya son muchos quienes opinan que la Iglesia, en especial su jerarquía, es sectaria; mientras se someten voluntariamente a dietas adelgazantes, operaciones de estética y manipulación de conciencias, sin ningún sentido crítico sobre el ambiente que les impregna de una cultura consumista. ¿Y ellos dicen que son libres?.


Hoy permanecerán pegados a su sagrario viendo el partido España-Alemania y comulgando con la liturgia del balón pie. El deporte es bueno y sano. Una prefiere que gane España antes que Alemania, aunque tampoco entiende muy bien toda la parafernalia que ronda a las estrellas del fútbol, con sus ritos. Pero que este comentario no les agüe la fiesta.



Carmen Bellver
Del blog "Diálogo sin fronteras"
El Periodista Digital

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