Saturday, October 25, 2008

Nunca llueve a gusto de todos

Carlos Ballesteros


Parece ser que no todos estamos a disgusto con la crisis ni sufriéndola de la misma forma. La crisis en la que estamos inmersos (me refiero a la económica, no a la de valores, ni a la de participación política, ni a la de ideales y objetivos en la vida mas allá del carrito del supermercado y la tele; ni por supuesto, a la eclesial) no la estamos sufriendo todos por igual: ¡pobrecitos dueños de las inmobiliarias que han visto caer en picado sus ingresos y sus beneficios! ¡qué caro es mantener ahora el Audi y el yate!; los propietarios de esos grandes 4x4 que antes se comían el asfalto y lo que no es el asfalto, ahora sufren por el precio del barril Brent que no les da mas que para llenar un depósito a la semana.


Las cadenas de hamburguesas y comida basura por ejemplo, han visto como en los últimos meses la demanda de comida en sus establecimientos ha crecido exponencialmente, lo cual no es de extrañar. Precisamente hace años, en un encuentro/jornada/seminario sobre eso que llaman Responsabilidad Social Empresarial tuve la ocasión de oír a una persona, directiva de una de estas cadenas (mas en concreto de McDonald’s) acerca del compromiso de esta empresa para con los demás, cuales eran sus actividades de Rsc. Literalmente dijo algo así como “McDonald’s es una empresa comprometida con los mas pobres de la sociedad. Un indigente puede entrar en nuestros establecimientos, pedir por un precio irrisorio un menú y por lo tanto comer caliente ese día y a la vez protegerse de las inclemencias del tiempo porque no le vamos a echar a la calle, dado que es un cliente.


Cuando escribo esta columna acaba de ser publicado el informe sobre inclusión social en España de Caixa Catalunya (otra gran paradoja: una institución financiera hablando de escasez y miseria) según el cual España registra las tasas de pobreza infantil más altas de Europa con niveles por encima del 24 por ciento en general y con índices que rondan el 10,3 y el 5,4 por ciento, cuando se trata de pobreza alta y severa, respectivamente, "El nuevo rostro de la pobreza en España es el de un niño" dice el informe. Propongo pues a McDonald’s, en la línea de lo que sus directivos opinan que es el compromiso con los más desfavorecidos, que conviertan su Happy Meal (menú infantil que se vende junto a un juguete y que literalmente se traduce como comida feliz) en el producto abanderado de su marketing social.


Vivimos tiempos difíciles y parece que aún vendrán peores. Tras unos años de derroche, alegría y despreocupación, ahora toca enterarse del precio de las cosas y escandalizarse por lo que antes pagábamos sin pensar. El kilo de tomates, el precio de los ajos, la fruta…nos empiezan a parecer inaccesibles y tendremos que prescindir de muchas cosas y lujos. ¿y luego qué?, ¿aprenderemos algo de esta situación? ¿convertiremos la crisis en una oportunidad de mejora?. Una de las primeras lecciones de economía que recibí en la Universidad fue que la economía es cíclica y se repite (el quiz de la cuestión está en predecir la duración de los ciclos, alargando los de bonanza y acortando los recesivos). O sea, que tras la tormenta volverá la calma. ¿Volveremos a dejar que unos pocos construyan edificios y casas innecesarias solo para su enriquecimiento?, ¿volverá el petróleo a ser derrochado innecesariamente?, ¿seguiremos atiborrándonos de miles de cosas innecesarias?, ¿volveremos al ocio consumista? O habremos aprendido las ventajas de una vida sobria y austera. Habremos descubierto la felicidad en tiempos difíciles. ¿necesitamos nosotros también nuestra happy meal?


alandar

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