
“Cuando me cojas de tu mano me sentiré seguro”, seguimos diciendo como cuando éramos niños, cuando papá o mamá me llevaba de paseo al parque. El día que te perdiste, desconsolado, no cesabas de llorar, mientras los altavoces de la feria repetían tu nombre una y otra vez.
Ya eres mayor y sigues buscando la mano. Te sigues sintiendo en el mostrador de objetos perdidos.
Pero la mano del amor aquel no acaba de dar plena seguridad a tu pequeña mano.
El error de nuestro yo-personaje es la creencia de que de la mano de algo temporal y concreto se obtiene la paz total. Puede atisbarse a veces, en algún periodo de la vida, es verdad. Puede ser un agujero para el deslumbramiento.
Pero siempre buscas otra mano.La paz viene cuando uno, aunque quieras a mucha gente, se suelta y se pierde de verdad.
El yo pequeño se duerme entonces feliz apoyado en el hombro del universo.
Quedéme y olvidéme;
el rostro recliné sobre el amado;
cesó todo, y dejéme
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.
(San Juan de la Cruz)
¿Crees? Lo llamas Dios. ¿No crees? Es igual, prueba a ver qué pasa.
Pedro Miguel lamet sj
Del blog "El alegre cansancio"
21
No comments:
Post a Comment