Sunday, January 25, 2009

«Obama servirá a los intereses del sistema, las conciencias son aplastadas»


Bembéréké es un pueblo del país africano de Benín que tiene unos 18.000 habitantes. Su población sufre carencias alimenticias propias de la miseria y el azote de enfermedades como la malaria o el sida. Hace cinco años, el sacerdote Alejandro Rodríguez dejó la parroquia de Pola de Laviana para dedicarse en cuerpo y alma a la mejora de la condiciones de vida en Bembéréké. Desde entonces, ha dado a conocer a toda Asturias la realidad de ese pueblo africano y ha logrado que sus vecinos se sumen a su causa. Lo entrevista Lucía Cortina en La Nueva España.

-¿Qué labor desarrolla la misión católica en la que usted trabaja?

-El lugar donde están ubicados los servicios centrales de la misión abarca a una extensión de 3.000 kilómetros cuadrados. Nosotros visitamos en total 32 pueblos, y nos ocupamos, fundamentalmente, de la formación, además de intentar proporcionar todo tipo de ayudas. De la salud se ocupa un hospital de evangelistas a través de dos comunidades de monjas con las que estamos coordinados. También Cáritas ofrece todo tipo de apoyo a los habitantes de la zona.

-¿Cuándo regresará a Benín?

-Espero volver en verano. Aunque físicamente esté aquí, en espíritu sigo allí. Sin embargo, necesitaba descansar y recuperarme, porque el trabajo allí es muy intenso. Llevo cinco años y espero seguir otros muchos. Pero ahora estoy solo en la misión de la diócesis de Oviedo, y el objetivo es que haya alguien más. Hay que contar con la voluntad de la gente, pero hoy no es muy fácil encontrar a personas que quieran ir a misiones, simplemente porque hay menos curas jóvenes, que suelen ser los más dispuestos.

-Usted ha acercado a Laviana la realidad de Bembéréké. ¿Nota una mayor implicación de los vecinos?

-En mis primeros años de cura estuve en Burundi y llevo desde entonces la impronta africana. Eso lo vas transmitiendo, y siempre traté de abrir la realidad de los empobrecidos a la gente que me conoce. A los seis años de estar en la parroquia de Laviana me fui a Benín. Entonces noté cómo la gente de aquí se volcó conmigo, y no sólo aquéllos que normalmente van a la iglesia, sino el pueblo en general. Uno de los que tuvo mucha curiosidad fue el que entonces era alcalde, Marcia Barreñada, que supo de mí a través del actual regidor, Adrián Barbón. Cuando Marcia llegó a Benín le impactó la realidad del país y puso en marcha el proyecto «Hermano Bembéréké», que sirve para crear conciencia entre los ciudadanos.

-¿Cómo se pueden cubrir las carencias de la población?

-Al hablar de esto se ha de partir de unas causas y unos hechos. Hay que actuar con hechos, es decir, enviando ayudas económicas, medicinas, ropa o material escolar. Sin embargo, eso no se puede perpetuar, porque entonces se crea esclavitud y dependencia. Los ciudadanos tenemos que mostrar afán de justicia desde aquí para que se cambie la forma de vivir en todo el mundo. Es necesario crear conciencia permanentemente, y no sólo cuando se ponen en marcha campañas solidarias. Estos días nos asustan hechos como el de Gaza, de lo que tenemos noticias porque ahí hay muchos intereses nuestros. Sin embargo, todos los días mueren casi 100.000 niños de hambre, que es la peor guerra.

-¿Cómo se puede lograr esto?

-Yo propondría que desde cualquier asociación que colabore con estas causas exista un programa enfocado a crear conciencia entre los ciudadanos. El primer paso sería conocer cómo funciona el mundo, ya que es algo que se ignora.

-¿En Benín ha tenido alguna repercusión el hecho de que Estados Unidos tenga un presidente negro?

-Sí, se habló del tema, pero de forma superficial, sólo por el color de su piel. Sin embargo, ahí no está la raíz del racismo, eso es algo más profundo.

-¿Qué opina de su elección?

-Yo creo que hay muy poca voz crítica con Obama. El sistema es mucho más poderoso que una persona. Obama servirá a los intereses del sistema, de todos los que lo rodean y que lo han puesto ahí. Las conciencias individuales quedan aplastadas.

-En la presentación del concierto «Hermano Bembéréké» comparaba la crisis actual con la situación de Benin.

-Es que allí la gente no habla de crisis mundial porque viven en un estado crítico permanente. Lo que se comenta en el país es, por ejemplo, la subida del precio del maíz.

-Desde que comenzaron sus trabajos en el país africano, ¿qué cambios ha advertido?

-Noto que los chavales van adquiriendo mayor conciencia, y tienen más oportunidades de acceder a estudios superiores. Sin embargo, el futuro allí es muy oscuro, no tienen muchas salidas, ya que Benín no es un país industrial. Yo intento convencerlos de que hay que combatir el ruralismo, fomentar las salidas interétnicas y que se abran a otras realidades. Pretendo que adquieran un bagaje cultural que los haga ponerse delante del mundo. Estos jóvenes han vivido en un universo muy pequeño y tienen que conocer los verdaderos desafíos que se les plantearán a lo largo de la vida.

-Y lo que estudian, ¿qué miras de futuro tienen?

-A lo que aspiran en su mayoría es a ser funcionarios y a dar clases. También muchos optan por ser miembros de una ONG, con toda la precariedad que eso conlleva. Lo que tratamos es de que se queden en sus países para intentar modificar la situación desde dentro. El problema es que África pierda gran parte de sus cerebros porque se los roba el mundo occidental, sobre todo a través de becas. Por ejemplo, trabajan más nigerianos en Estados Unidos que en la propia Nigeria.

-¿Qué proyectos relacionados con la educación están desarrollando en la actualidad?

-Marcia Barreñada impulsó la construcción de cuatro aulas en el instituto de Bembéréké por consejo nuestro. El instituto cuenta con unos 2.400 alumnos, en ocasiones hay más de 80 en una clase. Se va a financiar con una subvención del Principado y con el apoyo de los ayuntamientos que colaboran con nosotros. También esperamos que puedan financiar la construcción del edificio de informática, para que tengan medios de trabajo.

«África pierde gran parte de sus cerebros porque se los roba el mundo occidental por medio de becas»
«Hay que enviar ayuda, pero no de forma perpetua, porque se crea esclavitud»
RD

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