Tuesday, January 19, 2010

Espacio Sagrado


Marcos 2:23-28
Un sábado, atravesaba el Señor un sembrado; mientras andaban, los discípulos iban arrancando espigas. Los fariseos le dijeron: "Oye, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?" Él les respondió: "¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando sintió necesidad y hambre, y también su gente? Entró en la Casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, y les dio también a sus compañeros." Y añadió: "El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del Hombre es dueño también del sábado."
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy

Los fariseos objetan lo que los discípulos de Jesús hacen en el sábado. Jesús les responde con una declaración radical y extraordinaria: "El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del Hombre (Jesús) es Señor también del sábado." Las palabras de Jesús no se oponen a la enseñanza judía; pero les recuerda el propósito original de Dios, el que reconocía la importancia de las necesidades humanas, al considerarlas como buenas razones para, en ciertas ocasiones, dejar de lado las reglas del sábado.
Al declarar que Él es "Señor también del sábado", Jesús declara su autoridad divina.

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