Saturday, February 19, 2011

Meditando con los santos del día: S. QUODVULTDEUS



Hoy, 19 de febrero, la iglesia recuerda el traslado de los restos de SAN QUODVULTDEUS, que se realizó en un día como hoy del año 450 en la ciudad de Nápoles, Italia. Oriundo probablemente de Cartago en frica, llegó a ser obispo de esta ciudad. Muere hacia el año 439 y la Iglesia de Cartago lo inscribió en el catálogo de los santos. Unidos, pues a esta Iglesia y a cuantos tienen como principal motivación de sus vidas hacer la voluntad de Dios, ofrezcamos nuestro devoto aplauso a San Quotvultdeus.


Meditación

QUERIDO SAN QUODVULTDEUS: al recordar tu vida vemos al defensor de la fe católica que se enfrentó con valentía a las diversas herejías de la época. Tu nombre, Quodvultdeus, significa «lo que Dios quiera», para ti no solo fue un nombre sino un lema que guió tu vida. Amigo y discípulo de San Agustín, orientas tus pasos por el sendero que él te trazara y siendo aún diácono en la diócesis de Cartago, Dios te escogió para mayores responsabilidades: fuiste elegido para suceder al Obispo Capreolo que ocupaba la sede de Cartago. Como pastor de esta importante diócesis, te avocas especialmente a combatir las herejías de la época, en especial el arrianismo, que perturbaba la mente y el corazón de los fieles cristianos. Con este fin, pides a San Agustín que escriba algo sobre éste grave problema y, el santo obispo, escribió el "De Herejes" que fue un útil instrumento para ti y tu clero para enfrentarse a las herejías. Pero Dios puso en tu camino duras pruebas. El rey vándalo Genserico llegó al frica cristiana con 80.000 hombres y dio un golpe mortal a la floreciente comunidad cristiana de Cartago. Ordenó que tu y todo tu clero, fueran despojados de todas sus pertenencias y así, desnudos, fueron expulsados en una nave sin controles. Vaya humillación! Pero Dios, que no deja nunca a la deriva a quienes confían en Él, condujo la nave hasta Nápoles en Italia, en donde el Obispo, San Noastriano, les dio una benévola acogida. Tu pudiste continuar la lucha contra las herejías, en esta ocasión, contra la de Floro, un obispo Pelagiano, amigo de Pelagio, que actuaba en las inmediaciones de Nápoles. Con la autorización del Papa, logras apartarlo de ese territorio. Cuando partes al descanso eterno, nos dejaste como herencia valientes escritos en contra de los herejes, de los judíos, de los arrianos y paganos, como también bellos discursos sobre San Agustín y San Aurelio. San Quodvultdeus, nunca olvidaremos las humillaciones que pasaste y de las que saliste movido por tu gran deseo de hacer solo, como tu nombre lo dice, la "Voluntad de Dios".
Radio Vaticano

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