Monday, February 29, 2016

Pederastia; Pell: «La Iglesia ha cometido errores tremendos»



La primera audición del cardenal australiano en una video-conferencia desde Roma frente a la Royal Commission que investiga sobre los abusos del clero: rechazó las acusaciones específicas por haber encubierto a religiosos pederastas, admitió que en los años setenta se creía en la versión de los sacerdotes y no en la de las víctimas

Fue la primera de tres o cuatro audiciones, que se llevarán a cabo en estos días: el cardenal George Pell, Prefecto de la Secretaría para la Economía y miembro del consejo de cardenales que colabora con el Papa para la reforma de la Curia compareció frente a la comisión gubernamental australiana que investiga sobre los abusos contra menores cometidos por sacerdotes, religiosas o personas relacionadas con la Iglesia. Como se sabe, debido a sus condiciones de salid que no le permiten afrontar el largo viaje transoceánico, el purpurado pidió poder ofrecer su testimonio mediante una video-conferencia, desde el hotel Quirinale de Roma. Estaban presentes algunos seminaristas australianos y una representación de las víctimas de los abusos, que organizaron una colecta de fondos para estar presentes, en vivo, frente a Pell.

Hasta ahora, ha surgido un escenario parecido entre el caso australiano y los de otros países y de otras situaciones: sacerdotes pederastas que en lugar de ser detenidos o procesados, fueron simplemente cambiados de parroquia pos sus obispos, y pudieron continuar con sus inmundas acciones en otras sedes. Las víctimas y sus familiares, en lugar de haber sido escuchadas, apoyadas, protegidas, acompañadas, indemnizadas… han sido alejadas, no se les ha creado y han sido tratadas como una amenaza para el prestigio de la Iglesia.

El cardenal Pell fue ordenado sacerdote en la diócesis australiana de Ballarat, en 1966, y durante su servicio fue uno de los consejeros del obispo Ronald Austin Mulkearns, que hoy tiene 85 años, acusado de haber ocultado las acusaciones de pederastia contra algunos sacerdotes de su diócesis y de haber destruido documentos relacionados con estos casos. En 1987, Pell fue nombrado obispo auxiliar de Melbourne y nueve años más tarde se convirtió en su arzobispo. La Comisión gubernamental recuerda que él tenía responsabilidades, como auxiliar, sobre la zona de la arquidiócesis a la que fue transferido uno de los sacerdotes pederastas. La opinión pública en Australia es bastante negativa para con el cardenal, porque, repiten sus acusadores, «no podía no saber» lo que estaba pasando. Pell siempre se ha defendido negando cualquier conocimiento de los abusos y de los cambios de parroquia de los abusadores.

El cardenal «ministro de la Economía» del Vaticano no minimizó el fenómeno y admitió el menosprecio general típico de la curia durante las décadas del pasado. «No estoy aquí para defender lo indefensible», dijo al principio de su deposición; «la Iglesia ha cometido errores enormes y está trabajando para remediarlos». Añadió que la Iglesia «ha gestionado erróneamente las cosas y ha fracasado con las personas».

Durante esta primera audiencia, las preguntas de la abogada de la comisión, Gail Furness, se concentraron principalmente sobre la red de conocimientos del cardenal: cuáles personas estaban a su alrededor en Ballarat y Melbourne, cuánto sabía efectivamente sobre los abusos y cuándo lo supo. Se habló también sobre los casos específicos de mons. John Day y, mucho más famoso, del padre Gerald Ridsdale, que en la actualidad se encuentra en la cárcel.

Con respecto al primero, Pell dijo que supo de las acusaciones de abusos contra menores pero también dijo que sabía que Day las había negado. En relación con el caso de Ridsdale, con quien vivió durante algunos meses en el presbiterio, Pell afirmó que nunca se enteró de las acusaciones en su contra. Y también negó con firmeza haber tratado de comprar el silencio del sobrino del sacerdote, que había sufrido abusos.

El cardenal fue muy duro con el obispo emérito de Ballarat, mons. Mulkearns, y sobre cómo se ocupó del caso del sacerdote pederasta Ridsdale, cuya actitud, dijo, era «una catástrofe para la iglesia». Pero también reconoció que había cometido el error de creer en la versión de los religiosos acusados de haber abusado de menores en lugar de haberle creído a las víctimas que los acusaban. «Debo decir —precisó Pell— que en aquella época, si un sacerdote negaba este tipo de comportamientos, yo me inclinaba fuertemente a creerle».

Un tercer caso específico es el de los abusos en las escuelas administradas por los Hermanos Cristianos en Ballarat. El cardenal negó haber ignorado las acusaciones en contra de Edward Dowlan, profesor en el St. Patrick College. «Había escuchado algunos rumores sobre comportamientos inadecuados», en los años setenta, y «había allegado a la conclusión de que tenían que ver con comportamientos pederastas». Pero Pell dijo que nunca había sabido el nombre de las víctimas ni que hubiera un elevado numero de víctimas o que los abusos de Dowlan, culpable de haber abusado de veinte chicos y condenado a 6 años de reclusión, fueran de dominio público en la escuela. Tuvo que admitir, frente a las preguntas de Gail Furness, que el número de personas que sabían todas estas cosas era bastante significativo. El cardenal también añadió que fue advertido por los parroquianos de que uno de los Hermanos Cristianos, Leo Fitzgerald (que nadaba con los estudiantes), solía besar a los niños. Pero dijo que no creía que besar fuera un acto sexual: «Es ciertamente inusual, pero nadie nos dijo que tupiéramos que hacer algo al respecto».

Durante toda la audición, el Prefecto de la Secretaría para la Economía siempre estuvo calmado. En una declaración, el mismo Pell manifestó su apoyo al trabajo de la Comisión gubernamental y se dijo dispuesto a encontrarse una por una con todas las víctimas que habían viajado a Roma desde Australia. El cardenal siguió defendiendo su comportamiento cuando era obispo auxiliar y arzobispo de Melbourne, a pesar de haber expresado también su tristeza por la manera en la que había recibido las peticiones de las víctimas y de sus familiares: «Yo y otros en la Iglesia fracasamos en nuestra responsabilidad moral y pastoral» hacia las víctimas.

La segunda audiencia será hoy a las 22.30 (hora italiana), nuevamente mediante video-conferencia desde el hotel Quirinale de Roma.

Vatican Insider

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