Según el Secretario de Estado vaticano, la disminución de las vocaciones sacerdotales se debe considerar en relación con la disminución demográfica a nivel mundial. «Por lo demás, me parece que entre los anglicanos se registra el mismo problema»
Papa Francisco por el momento no está estudiando una reforma
del celibato sacerdotal «que yo sepa». Además, «¿cómo se puede
reformar el celibato?». Lo indicó el Secretario de Estado vaticano,
el cardenal Pietro Parolin al margen del congreso «El celibato
sacerdotal, un camino de libertad», organizado por la Pontificia
Universidad Gregoriana.
Parolin observó que el problema de las vocaciones sacerdotales
debe ser considerado en relación con la disminución demográfica
a nivel mundial. «Por lo demás —añadió— me parece que
también entre los anglicanos se registra el mismo problema
de la falta de vocaciones».
Durante el Congreso, el cardenal Marc Ouellet, Prefecto de la
Congregación de los Obispos, en su relación teológica del jueves
pasado, había expresado una tesis particular: «El sacerdote,
ministro de la Palabra, representa a Cristo-Esposo, en cuanto
es la Palabra definitiva de Dios a la humanidad: esta Palabra
culmina en la Eucaristía, el acto supremo de ofrenda sacrificio del
Gran Padre de la Nueva Alianza. Este acto del Esposo divino es
absolutamente trinitario, puesto que involucra a las tres personas
divinas en su unidad de Amor, que trasciende el tiempo,
pero se da en participación sacramental mediante la mediación de
sacerdote, que para esto ha sido ordenado. Estando unido
sacramentalmente al Cristo-Esposo, el sacerdote comunicalo
comunica no solo como miembro de la comunidad eclesial, sino,
en primer lugar, como ministro de Cristo mismo que se
dona corporal y virginalmente a su Esposa la Iglesia». A pesar de
ello, reconoció Ouellet, «la Iglesia nunca a vinculado el sacerdocio
y el celibato a nivel dogmático, sino que siempre ha mantenido el
propio juicio de valor pastoral sobre este vinculo que expresa
en el ministro la decisión exclusiva, perenne y total del único
y sumo amor de Cristo», una decisión principalmente
«esponsalicia», como precisaron Juan Pablo II y Benedicto XVI.
Según Ouellet, «se podría concebir, también para la Iglesia latina,
que otra forma de vida, el matrimonio, se asocia con el ministerio
pastoral», pero el «discernimiento final sobre esta posibilidad le toca
a la autoridad suprema de la Iglesia, que ha preferido hasta ahora,
por serias razones», respetar la ley del celibato eclesiástico obligatorio.
El Secretario de Estado también habló sobre el próximo encuentro
del 12 de febrero, en la ciudad de La Habana, entre Papa
Francisco y el Patriarca de Moscú y de todas las Rusias,
Kiril: «Se trata, efectivamente, de un evento de importancia
extraordinaria el hecho de que el Papa y Kiril se encuentren en territorio
neutro en Cuba, y que tendrá repercusiones muy importantes en
las relaciones ecuménicas y también en los escenarios mundiales».
Cuando un reportero le preguntó cómo se había llegado a la
organización del encuentro después del cisma milenario, Parolin
explicó que desde el principio de su Pontificado Bergoglio «ha
lanzado puentes hacia el mundo ortodoxo y protestante». «Expresó
—continuó— su total disponibilidad para encontrarse con el
Patriarca cuando, donde y como él quisiera».
«No era, evidentemente, una cosa de ayer —añadió Parolin
hablando sobre los tiempos en los que se definió este encuentro—;
preparar estas cosas toma un poco de tiempo, pero digamos que
fue madurando durante el último año». Sobre la posibilidad
de una visita del Pontífice a Moscú, el Secretario de Estado vaticano
afirmó: «No sabrás decirlo. Por parte ortodoxa, se prefirió una
sede neutra. Habíamos comenzado con muchísimas otras
posibilidades, muchos lugares en los que se habría podido dar, pero
por una razón o por otra no parecían idóneos».
Vatican Insider
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