"¿A dónde quiere llevarnos la Iglesia?
"Nos golpearon violentamente con pies y manos, nos empujaron y botaron al suelo, arrastrándonos sin compasión"
(Juan Carlos Claret).- Hace unas semanas atrás estábamos optimistas. Esto, porque tras reiterados intentos de diálogo con el obispo Barros y que él ha desestimado sistemáticamente, nos dirigimos el pasado 11 de Noviembre a la clausura de la 112° Asamblea Plenaria del Episcopado para ofrecer diálogo "aquí y ahora", incluyendo al obispo Barros.
Como el obispo se arrancó como un fugitivo sin mediar aviso, decidimos protestar. Sin embargo, gracias a gestiones del nuevo Comité Permanente, fuimos recibidos por una comisión de obispos. Nos escucharon y quedaron en informar al colegio episcopal, aunque no se comprometieron en buscar soluciones, excusándose en que es el Papa quien debe ofrecerlas. Sobre esto, volveré más adelante.
Fue significativo ese encuentro porque, más allá de las intensas emociones allí vividas, después de casi dos años de la imposición de Barros, por fin había un gesto concreto del Episcopado de reconocernos como hijos e hijas de la Iglesia, en contraste con lo testimoniado hasta ahora por el obispo Barros.
La esperanza vivida en Punta de Tralca duró poco.
El domingo 20 de Noviembre, Mons. Barros presidió las primeras comuniones en la parroquia Sagrada Familia de Río Negro. Nueve integrantes de la Organización fueron a manifestarse usando el método pacífico de levantar silenciosamente carteles implorando "Renuncia", lo que incluye retirarse posteriormente sin dar motivo de escándalo. Consideramos que si se levantan carteles en misa felicitando a un seminarista que se ordena diácono o saludando al obispo, es igualmente lícito hacerlo para persuadir a un hermano que se niega a ser corregido por la comunidad.
De repente sobrevino una trifulca caótica en el templo, iniciada por un grupo de personas lideradas por la Hna. Nancy Igor, de la congregación de las Hermanas de la Caridad del Sagrado Corazón. Nos golpearon violentamente con pies y manos, nos empujaron y botaron al suelo, arrastrándonos sin compasión. Una mujer de nuestra organización, recientemente operada por un cáncer mamario, fue golpeada en sus senos por un hombre macizo. También fueron golpeadas Silvana e Ivette que resultaron severamente lesionadas, una de ellas con daños en la vista.
Con una violencia desmedida, la hermana Nancy, quien agredió a una persona que la grababa, expulsó del templo a los manifestantes.
Curiosamente, hace un año se abría la Puerta Santa de la Catedral de Osorno para inaugurar el Año de la Misericordia, y ahora se cerraban con fuerza y con violencia las puertas de una parroquia para concluir tristemente el jubileo de la Misericordia, dejando una contundente evidencia de cómo transcurre la vida pastoral de la Iglesia de Osorno. Y así de triste ha sido todo el año que de júbilo tuvo poco en nuestra diócesis.
En vista de la gravedad de los hechos, las personas afectadas concurrieron a constatar lesiones para denunciar las querellas respectivas, incluyendo la demanda contra la religiosa, por amenazas. De estos lamentables hechos constan pruebas y testigos presenciales que avalan la verdad de lo descrito.
Recurriremos a todas las acciones jurídicas que nos asiste el derecho para sancionar a los responsables y para proteger a los inocentes.
Como una rabiosa ironía, mientras todo esto ocurría en el interior del templo, un solitario obispo Barros animaba a su feligresía a cantar el himno eucarístico "Juntos como hermanos", dando prueba irrefutable de profanar brutalmente la sagrada liturgia.
Y, como una paradoja solemne, el obispo Barros continuó luego predicando, diciendo a los niños que esperaban recibir la Primera Comunión:
"Recordemos que el Papa es el Vicario de Cristo, es el elegido por Jesús para que lo represente en el mundo. Hoy nuestro querido Papa. Seguir sus enseñanzas en el Evangelio es seguir lo que Dios quiere para nosotros. Y a propósito de lo que pasó, yo estoy aquí porque el Papa me ha mandado. Y un católico, más aún un obispo, debe seguir lo que Dios manifiesta... a otras personas, por algunas cosas que escuchan por ahí, piensan lo contrario. Un católico, más aún, un sacerdote, una religiosa, un obispo, tiene que actuar según lo que Dios le ha señalado. Y nosotros creemos que el Papa es quien nos señala la voluntad de Dios."
Las palabras del obispo son elocuentes, en cuanto demuestran la manipulación que hace de las conciencias pueriles y cómo tergiversa indebidamente la voz de Dios y la voluntad del Papa. En ello se demuestra que el obispo Juan Barros es un aventajado discípulo de Fernando Karadima, un feroz manipulador de conciencias de menores.
¿Sabe el Papa el uso que le está dando el obispo Barros a su autoridad?
Explícitamente, y con los hechos relatados, el obispo Barros desautoriza y contradice a sus hermanos en el episcopado, que días antes nos habían acogido como auténticos pastores.
Lo ocurrido aquel domingo es una manifestación del agotamiento, la irritación, el desgaste y el sufrimiento que vive la diócesis de Osorno. Los sacerdotes están agotados. Algunos se fueron de la diócesis, otros están listos para irse. Los que se quedan prefieren están desmoralizados; mientras los templos se van vaciando y los escándalos de tanta vergüenza no cesan.
Como joven me pregunto ¿a dónde quiere llevarnos la Iglesia? Mis recuerdos de una niñez marcada por una diócesis pujante y unida van quedando en el pasado. ¿Qué paso con esa Iglesia donde me crie, donde aprendí, donde trabajé, amé y sufrí? Ya no queda nada. Sólo espero que pronto rindan cuenta los que nos obligan a vivir esta pesadilla pastoral.
Estimado José Manuel, recibe mi saludo agradecido por la oportunidad que me das para compartir mi tristeza y la de muchísimos católicos de Osorno y de mi país, a través de Religión Digital.
RD
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