Limpiar nuestra alma
La gran purga de cada rincón de nuestro hogar a comenzado. Estamos en el proceso de compartir juguetes, ropa usada y artículos que sobran. Estamos dejando que se vayan cosas que habíamos dejado “por si acaso”, y otras que nos han abarrotado la vida porque no nos hemos dado el tiempo para botarlas en forma periódica. El espacio que estamos recuperando es liberador. Hay más lugares para moverse y para vivir. Hay más espacio para enfocarnos en cosas que verdaderamente importan – y esas cosas no son cosas.
Mientras limpiamos los trastos de nuestra casa, me recuerdo que el Adviento es un gran momento para limpiar nuestros trastos espirituales. Me pregunto, cuando venga Jesús, ¿habrá espacio para Él en nuestro hogar, o encontrará mi corazón y alma abarrotados? ¿Estoy amarrado con cosas que no necesito por el temor del “por si acaso? O, ¿tengo suficiente confianza en Él para dejar que todo se vaya? ¿Me he tomado el tiempo suficiente para liberar espacio para Él? De hecho, ¿es Jesús mi prioridad, o son cosas y otros agregados? Cuando Él venga ¿podré responderle libremente, o mis movimientos estarán impedido por cosas que me amarran? Desear limpiar mi alma, significa ser capaz de abrir de par en par la puerta de mi corazón, y sin ningún temor, dejar irse todo aquello que podría impedir que Él entrara. ¿Puedo hacer eso?
Rebecca Ruiz
Espacio Sagrado
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