Saturday, March 03, 2007

Centenario del Padre Fontova (I)

Un Quijote a lo divino

JESUS ROYO SÁNCHEZ SJ, Historia de Nazaret “40 años de Historia en Alicante", Parte I: 1957-1977, “Un Quijote en Alicante”, semblanza del P. Fontova y su obra, Ayuntamiento de Alicante, Alicante 1996, pp.24-31.

Nació Francisco Javier Fontova Santallucia en Algerri (Lérida) el 7 de octubre de 1907. Hijo de familia campesina, en, cuyo seno aprendió a experimentar la vida austera y el amor a los pobres. En sus últimos momentos el P. Fontova nos hablaba en catalán y se emocionaba con la visita de sus hermanos venidos desde la “casa pairal”. Sentía un gran amor por su padre al que nombraba siempre con un cariño infinito.


Hizo los estudios eclesiásticos en el seminario de Lérida, desde 1919 hasta 1931 y fue ordenado sacerdote el 14 de junio de 1931. Desde el primer momento de su sacerdocio quiso trabajar en obras sociales. A ellas se dedicó hasta que entró en la Compañía de Jesús el 5 de octubre de 1935, año en que marchó a Roma. Completó sus estudios en Italia: Humanidades del 37 al 39 y Filosofía del 39 al 41, en Bolengo y Avigliana respectivamente.Vuelve a España y completa sus estudios de teología en Barcelona, de 1941 al 43, en el teologado de Sarriá donde alterna los estudios con las actividades pastorales en los suburbios.

Hizo su Tercera Probación en Gandia. Desde el año 1942 hasta 1948 trabajó en Huesca como Director de la Congregación y Padre Espiritual del Seminario. En 1949 es trasladado a Alicante como Director de la Congregación Mariana y Párroco de Santa María.

Así cuenta su destino a Huesca: “El P. Provincial me comentó que estaba pensando este destino para mí. Yo le pedía mientras tanto al Señor que me quedase en Barcelona, pues había creado una parroquia que deseaba continuar; la labor hacia los obreros era inmensa. El señor Obispo quería nombrarme Director de la JOC y de la causa obrera de la diócesis de Barcelona. Pero la respuesta del Provincial fue: “imposible. Te necesito para que vayas a Huesca y si puedes viajar mañana, mejor”.

Así dejé mi primera ilusión en manos de Jesús. Allí se interrumpió la idea que había de madurar y hacer explosión en Alicante”.Física y temperamentalmente el P. Fontova tenía en efecto algo de Quijote. Su complexión era fuerte, sus ademanes eran enérgicos, reflejo de su espíritu dinámico y esforzado. Su alma se reflejaba a través de sus ojos vivos y expresivos, como de niño, agrandados por los gruesos cristales de las gafas, debido a los graves problemas de vista que terminarían en una operación de cataratas. Su rostro era curtido, como el de un payés, pero al mismo tiempo esbozaba con frecuencia una sonrisa que en muchas ocasiones estallaba en risa franca y sonora.

Tenía un enorme sentido del humor; veía siempre el lado positivo de las cosas y sobre todo su espíritu de lucha le llevaba a remontar las muchas y fuertes contrariedades a las que tuvo que hacer frente a lo largo de su vida. Era un hombre profundamente espiritual, pero con los pies muy en el suelo, aunque su espíritu quijotesco le llevaba a veces a lanzarse a las empresas que debía abordar sin calcular demasiado los riesgos; o al menos así lo parecía, aunque esto pudiera ser más bien fruto de la enorme confianza en la Providencia de Dios que tuvo a lo largo de toda su vida.

Fuente: Jesuitas de Aragón

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