Cuaresma: MALAUI

Curanderos, chamanes y sanadores: medicina mágica

"Cuando yo era niño, mi zona natal fue invadida por una plaga de langosta. Un anciano vecino quemó una "medicina" en su campo para alejarla. Al cabo de unas horas, las langostas habían arrasado todas las cosechas, hierba y árboles de la zona, dejando a todo el mundo con la aterradora perspectiva de una próxima época de hambre. Con mis propios ojos vi que, a pesar de que todas las cosechas limítrofes estaban devastadas, la cosecha de mi anciano vecino había permanecido intacta. Había oído hablar antes de los poderes de las "medicinas tradicionales", pero era la primera vez que las constataba personalmente...".

En el particular sistema de creencias de África, el hombre forma parte de un complejo entramado en estrecha relación con Dios, los espíritus, los animales, plantas y los objetos y fenómenos sin vida... Creencias en las que resulta incomprensible asumir conceptos como virus, tumor, célula, etc.

Por esta razón, en los tratamientos para combatir el mal en cualquiera de sus manifestaciones, la "medicina tradicional" africana utiliza en sus diagnósticos, terapias y remedios, herramientas tan diversas y dispares como trances, ungüentos, plantas medicinales, espiritismo, danzas rituales, etc. Este concepto de "medicina tradicional" no se limita al tratamiento de las dolencias físicas del cuerpo.

Tal vez esa concepción mágica de la enfermedad es la que llevó a los colonos, misioneros y "civilizadores" blancos, a despreciar despóticamente a los médicos tradicionales. Despreciados y difamados por la medicina oficial, los médicos tradicionales, marabús y curanderos, poseen, sin embargo, desconcertantes conocimientos botánicos y fisiológicos que podrían enriquecer nuestro conocimiento de la enfermedad y la lucha contra el dolor.

Más allá de esas creencias ancestrales se ocultan los conocimientos de generaciones y generaciones de nativos, que han sabido desentrañar los secretos de la naturaleza para curar el dolor de sus semejantes. Productos vegetales, sales, arcillas e incluso los excrementos animales son útiles en la farmacopea tradicional. No es fácil, sin embargo, conocer el contenido íntegro de las recetas tradicionales. Los curanderos, discretos, guardan infinidad de secretos. Habitualmente, por ejemplo, presentan a su paciente el remedio molido para que no pueda conocer los ingredientes.

Eso ha facilitado la convivencia de medicina convencional y curanderismo en África. Un ejemplo: el Centro de Salud que dirige el doctor Herman Nknoma en Nwabala (Malaui) y sus siete asistentes recibe mensualmente más de dos mil pacientes con todo tipo de problemas. Su almacén de medicinas, un sencillo armario empotrado, ofrece un panorama desolador; algunas vendas, aspirinas, unos antibióticos... y poco más. Esta carencia de farmacopea ha obligado a los médicos alopáticos (convencionales) a aceptar la colaboración de los brujos, hechiceros y chamanes que, conocedores de los remedios naturales, aportan un poco de esperanza.
Manuel Carballal,

Ampliando miras: “…PERO HABERLA HAYLA”

Un chico obeso acudió al meigo porque tenía una gran depresión. El meigo lo oscultó con "su magia" y le dijo que debía beber todos los días, antes de que el primer rayo del sol saliese, agua de siete fuentes del pueblo. A partir de ese día el joven, que creía estar siguiendo una formula mágica del sabio, se levantaba al alba, y corriendo recorría todo el pueblo para beber agua de siete fuentes.

Con aquel ejercicio comenzó a perder peso, ganó energía, seguridad en sí mismo, y su vida empezó a cambiar..

Si el meigo le hubiese pedido hacer footing a diario no le habría hecho caso... Todos necesitamos un poquito de magia en nuestra vida de vez en cuando...". (Ana Ferreiro, La Coruña)


Gesto para hoy:

Piensa en esa persona cercana que necesita un poco de esperanza y pon un poco de magia en la conversación que mantengas con ella.


Oración:

Señor Jesús, suscita en los pueblos con menos recursos sanitarios,

personas capaces, como tú, de aliviar a los que sufren.

Y a nosotros haznos humildes para reconocer

la sabiduría acumulada durante siglos en su cultura

y ágiles para cooperar en la salud de su población.

Amén.

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Fuente: Ágora Marianista