Dar la vida por la verdad
Sylvestre Somo Mwaka vino a España para hacernos llegar el grito desgarrador de la población de su país, azotado por unos conflictos armados que, en los últimos ocho años, han provocado más de tres millones de muertos, cientos de miles de desplazados e innumerables casos de violaciones de los derechos humanos. Sylvestre nos cuenta su experiencia humana y cristiana.
En 1998, tras la toma del poder por parte de Laurent D. Kabila, se desató de nuevo la guerra en el este de la R. D. de Congo, en la que, además de diversos movimientos congoleños, participaron Uganda, Ruanda y Burundi por una parte y Zimbabwe, Angola y Namibia por la otra.
Mons. Christopher Munzihinva, arzobispo de Bukavu había empezado a denunciar las violaciones de los derechos humanos y fue asesinado en 1996. En febrero de 2000, Silvestre y un grupo de jóvenes se entrevistaron con su sucesor, Mons. Emmanuel Kataliko, para ayudarle a denunciar los horrores que padecía la población.
Crearon dos asociaciones: Amigos de Monseñor Kataliko (AMKA) y Centro de Estudios Jurídicos Africanos (CEJA), para recoger información sobre los casos de violación de los derechos humanos, dar apoyo médico y psicológico a las víctimas, denunciar los hechos y vigilar la aplicación de las leyes. Lograron contactar con representantes internacionales comprobando la flagrante violación de los derechos humanos y la existencia de cárceles subterráneas.
También lucharon contra la violación sexual sistemática de chicas jóvenes y mujeres por parte de los combatientes, registrando en pocos meses más de 500 casos, y pese a su resistencia a hablar por miedo, las ayudaban y recogían información para denunciar ante los tribunales.
Se convirtieron en enemigos del RCD/Goma que controlaban la región. Fueron apresados y los llevaron a una prisión subterránea, donde llegaron las palizas, los interrogatorios y el asesinato salvaje a varios compañeros.
Él rezaba y reflexionaba: "Si les digo lo que quieren saber, habré traicionado a toda la gente, al obispo, a los demás compañeros, a todo el mundo... Me acordé, entonces, de aquellas palabras de Mons. Kataliko, un mes antes de su muerte: 'Es mejor morir por la verdad que sacrificar la verdad'. Me dije a mí mismo: 'Jamás sacrificaré la verdad'."
Cuando iban a matarlo, milagrosamente y gracias a un ataque, consiguió escapar y llegar a Butembo.
Sylvestre, testigo y víctima de la tortura y el asesinato, pasó muchos meses escondiéndose y viviendo en la clandestinidad. Ha llegado a Europa para conseguir apoyos para el proceso de paz que tiene lugar en la R. D. de Congo.
A pesar de los sufrimientos, Sylvestre no se arrepiente de haber optado por denunciar los abusos contra los indefensos. Más aún, está deseando volver a continuar con su tarea. "Estoy decidido a trabajar para que la República Democrática de Congo y África en general sean lugares en los que impere el derecho. Continuaré siempre con esta misión de sensibilizar a la gente sobre los derechos humanos".
Mundo Negro, septiembre 2004
Ampliando miras: DAR LA VIDA POR LA VERDAD
Llegado el caso, ¿estaríamos dispuestos a dar la vida por la verdad? Al menos, ¿estamos dispuestos a apoyar de alguna manera a los que se están jugando la vida por la verdad?
Gesto para hoy:
Entra en la página de Amnistía Internacional y escribe un mail apoyando la causa de alguien que esté preso por sus ideas y por defender la verdad.
Oración:
Oración:
Señor, tú llamaste felices a los no-violentos
y a los que trabajan por construir la paz.
Suscita en nuestro mundo,
desgarrado por la violencia y la guerra,
hombres y mujeres empeñados
en el respeto y la armonía entre los pueblos.
Amén.
Más información de la República Democrática del Congo (IDH=0,391) aquí
Fuente: Ágora Marianista
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