Wednesday, May 09, 2007

Un momento para la oración


Juan 15: 1-8
"Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador. Toda rama que no da fruto en mí, la corta. Y todo sarmiento que da fruto, lo limpia para que dé más fruto. Ustedes ya están limpios gracias a la palabra que les he anunciado, pero permanezcan en mí, como yo en ustedes. Un sarmiento no puede producir fruto por sí mismo si no permanece unido a la vid; tampoco ustedes pueden producir fruto si no permanecen en mí. Yo soy la vid y ustedes los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, pero sin mí, no pueden hacer nada. El que no permanece en mí lo tiran y se seca; como a los sarmientos, que los amontonan, se echan al fuego y se queman. Mientras ustedes permanezcan en mí y mis palabras permanezcan en ustedes, pidan lo que quieran y lo conseguirán. Mi Padre es glorificado cuando ustedes producen abundantes frutos: entonces pasan a ser discípulos míos."
¿Qué me está diciendo el Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy

Una vid puede fácilmente crecer desordenadamente. Necesita el cuidado del terreno y una poda constante; si no, mostrará sarmientos sin fruto. Esta imágen que nos muestra Jesús destaca la íntima unión entre la vid y sus sarmientos: la savia alimentándolos, los brotes fructificando.

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