Entonces, el día en que alcance la luz ¿dejaré de sufrir?
El día en que ves claro que tú no eres el personajillo que se debete en los quehaceres cotidianos de bien y mal, amor y desamor, alegría y tristeza, sino que eres el Yo real que reside en tu interior, la vida se realiza y sobreviene la paz.
Pero eso no significa que cese el sufrimiento.
Mientras vivamos en la relatividad del espacio y el tiempo, vendrán días buenos y malos, el sube y baja de la limitación.
La diferencia es que podrás mirar el dolor como desde un palco.
En la superficie el mar estará calmo o turbulento, con olas suaves o encrespadas. Pero el fondo del mar quedará siempre imperturbable, quieto, eterno, pleno.
Las olas pueden zarandearte.Tú permanece atento. * * *
Pedro Miguel lamet sj
Del blog "El alegre cansancio"
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