Thursday, August 21, 2008

Meditando con los santos y beatos del día: S. PÍO DÉCIMO



Hoy, 21 de Agosto, la Iglesia conmemora el nacimiento para el cielo de SAN PÍO X José Melchor Sarto, nombre de familia - quien muriera santamente en el 1914 en el Vaticano. Nacido en 1835 en Riese, Treviso, Italia, fue Papa de la Iglesia. El Papa Pío XII, en 1954, le proclamó SANTO. Es patrono de la Obra Pontificia para la Infancia. En la Basílica de San Pedro en el Vaticano se conserva su cuerpo incorrupto. Unidos pues a esta lugar santo, y a cuantos hacen un esfuerzo por renovar todo en Cristo, que fue su lema, brindemos nuestro vivo aplauso a San Pío X.


Meditación

Mis padres fueron campesinos. Mi infancia y juventud estuvo marcada por la pobreza. Una pobreza que me enseñó mucho, y me acompañó en el corazón toda mi vida. A los 23 años recibí la ordenación sacerdotal, momento feliz de mi vida. Fui capellán y párroco en varios lugares. Luego me nombraron canónico de Treviso y por fin Obispo de Mantova y Patriarca de Venecia. Quién pensaría! Un hijo de campesinos ocupando esos puestos! Los habitantes de mi pequeña ciudad natal se llenaron de orgullo. Pero su gozo fue inmenso, cuando ocupé la Cátedra de Pedro con el nombre de Pío X. Era algo increíble para todos, pero especialmente para mí. Escogí como lema de mi pontificado: "Renovar todo en Cristo". Y me esforcé por vivirlo. Renové el canto gregoriano, el misal, el calendario litúrgico y la oración de las horas. Pero sobre todo me preocupé y di las medidas necesarias para que los niños pudiesen recibir pronto la Sagrada Comunión y el pueblo cristiano se acercase con frecuencia a la Eucaristía. Había que renovar la vida religiosa del pueblo y del clero, y mejorar la formación de los sacerdotes. El Papa no podía estar ausente de las cuestiones políticas, la Iglesia y el Estado debían colaborar más. Este pensamiento tuvo sus riesgos. Eran muchos países. Por esto tuvieron problemas con Roma. Algunos me aceptaron y otros me rechazaron. Pero yo seguí en conciencia la senda difícil por la que me llevó el Espíritu de Dios. Cuando sentí acercarse mi fin empecé a sentir que días de guerra y dolor se proyectaban sobre el mundo. Había que prepararse.
Radio Vaticano

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