Sunday, March 22, 2009

Benedicto en Camerún, crónica de dos viajes (I)


Reproduzco aquí parte de un interesante artículo de John Allen para el National Catholic Reporter. Me parece que por desgracia no se encontrará nada parecido en la prensa española. Espero equivocarme. Perdón si la traducción no está del todo pulida, la he hecho deprisa y corriendo

Para cuando aparezca esta columna, el papa Benedicto XVI habrá salido de Camerún rumbo a Angola, comenzando la segunda parte de su primer viaje a Africa. ... Creo que nunca antes hemos cubierto un viaje papal donde la diferencia entre las percepciones internas y externas del viaje hayan sido tan grandes como las de estos tres días.

Parecía como si el Papa hubiera hecho dos visitas separadas a Camerún: la reportada internacionalmente y la que han experimentado los africanos. En los EE.UU. y en muchas otras partes del mundo, la cobertura ha sido “todo condones, todo el tiempo”, la cual surgió de los comentarios de Benedicto a bordo del avión papal diciendo que los condones no son la manera adecuada de luchar contra el SIDA. En África, mientras tanto, el viaje ha sido un éxito, comenzando con la dramática insistencia de Benedicto que los cristianos nunca deben permanecer callados ante “la corrupción y los abusos de poder,” y continuando con un notable encuentro con musulmanes africanos en el cual dijo más clara y brevemente lo que quiso decir hace tres años en aquel funesto discurso de Ratisbona y sin incluir la gratuita cita de un emperador bizantino.

Inmensas muchedumbres se reunieron para ver al Papa y Benedicto parecía contagiarse del entusiasmo. Dos veces se refirió a Africa como el "continente de esperanza", y en un momento dado, este teólogo consumado incluso reflexionó sobre el potencial de energía intelectual de energía intelectual que podría generar una versión siglo XXI de la famosa escuela de Alejandría que dio a la primera iglesia lumbreras tales como Clemente y Orígenes.

Aunque esto parezca lo contrario para la intuición de los occidentales, era difícil hallar a alguien en Camerún--a no ser que no fuera un periodista extranjero, misionero, o un empleado de un NGO extranjera--para quien el problema de los condones apareciera como algo especialmente dominante. Los locales tenían diferentes opiniones sobre si los condones son la manera correcta de abordar el SIDA, pero desde luego, esto no influyó de ninguna manera en sus impresiones acerca del evento.

Lo fundamental es: Visto desde el extranjero, el viaje ha ido de condones; en el terreno se ha sentido como una celebración de Catolicismo africano.

Aquí les comento una experiencia surrealista que subraya la disyunción:

El martes, yo preparé un artículo sobre el indirecto pero inequívoco reproche al Presidente Paul Biya de Camerún--un antiguo seminarista católico que ha intentado envolverse en repetidamente en la bandera papal mientras Benedicto estaba en la ciudad. Los grandes paneles alrededor de Yaoundè afirmaban una “perfecta comunión” entre los dos, y las camisas y vestidos estampados estilo africano estaban adornados fotos Biya y Benedicto. Biya también es, sin embargo, un clásico hombre fuerte africano que ha gobernado Camerún desde 1982 a través de una mezcla de represión ocasional y constante corrupción.

Benedicto no quería avergonzar a su anfitrión, pero tampoco quería hacerse la foto como implicando un sello de aprobación papal. Por tanto, sin mencionar directamente a Biya, Benedicto dijo con certeza que los cristianos deben alzar su voz contra “la corrupción y los abusos de poder.” Esto esra suficiente para provocar un terremoto en Camerún y pareció animar a los líderes de la iglesia local. La mañana siguiente, el Cardenal Christian Tumi, el único cardenal de Camerún, pidió públicamente a Biya que retirara su candidatura para las elecciones del 2011, algo que previamente nadie se había atrevido a hacer.

Estaba esbozando todo esto en mi artículo cuando tuve que interrumpirlo para atender una entrevista con la CNN sobre el primer día del viaje... la cual estaba íntegramente dedicada a la controversia de los condones. A decir verdad, me preguntaba si estábamos hablando sobre el mismo tema. En todo esto debo decir una cosa: en esta diferencia de percepciones la culpa no es exclusiva o primariamente de los medios de comunicación. El reportero de la TV francesa que preguntó al papa sobre la cuestión de los condones estaba dentro de lo razonable: el SIDA es algo serio y es justo preguntar al Papa en su primera visita al continente que ha sido más afectado por la enfermedad.

Una vez que surgió la pregunta, la pelota estaba en el terreno de Benedicto. Mucho de lo que ha surgido después dependía de él.

Con esto, no estoy posicionándome sobre la substancia de la respuesta del Papa, aunque a decir verdad no hizo otra cosa que repetir la enseñanza de la iglesia sobre anticoncepción, así como la opinión casi unánime de cada obispo africano que he entrevistado: que los condones dan a la gente una falsa sensación de invulnerabilidad y por tanto animan a una conducta sexual de riesgo. Esto puede ser debatible, pero uno no puede culpar al Papa por tomar notas de los obispos en el terreno (Irónicamente, los Papas normalmente se meten en problemas precisamente por no escuchar a los obispos locales.

Aparte de lo que dijo, todavía queda la cuestión de si este era el momento y el lugar para hablar del tema, especialmente si se iba a oscurecer el mensaje que Benedicto quería dar viajando a África... Cualquiera que haya pasado tiempo delante de una cámara sabe como bailar con una pregunta que no va a llevarte a ningún lado bueno. Podría haber dicho algo como: “desde luego la iglesia está muy preocupada por el SIDA y eso es por lo que ¼ de los pacientes e SIDA en el mundo están siendo cuidados en hospitales católicos. En lo que respecta a los condones, nuestra enseñanza es bien conocida pero hoy no es el día adecuado para hablar al respecto. En su lugar, quiero focalizar en el mensaje de esperanza para la gente de África, etc. etc.” La historia que habría surgido a raíz de una respuesta así sería “Benedicto no hace caso a una pregunta sobre condones”, lo cual apenas habría generado un alboroto global.

Alguien que busque la parte positiva de esto puede decir que el follón de los condones ha hecho que el mundo preste más atención al viaje del Papa a África, lo cual no ha sido así. Por el contrario, África ha sido simplemente el telón de otra round en las guerras culturales de Occidente.

Mas allá de quién tiene la culpa, el hecho es que la discusión internacional sobre Benedicto en Camerún ha dado una distorsionada impresión sobre los objetivos y el contenido del viaje. Si la primera regla para evaluar un evento es comprender lo que ha ocurrido, entonces sacar conclusiones sobre el viaje africano de Benedicto va a requerir mucho más que seguir el rebote de la pelota en la que se ha convertido el gran debate de los condones.
Del blog "En clave de África"

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