Monday, March 23, 2009

Monseñor Pizarro: “La Iglesia ha sido víctima del narcotráfico y de la guerrilla”


Héctor Javier Pizarro Acevedo es obispo de Trinidad, Colombia, desde 2001. Cuando tomó posesión del cargo, el territorio que comprendía el vicariato apostólico estaba en manos de los paramilitares. Actualmente están pasando por una situación “bastante buena” en la que la Iglesia ha jugado un importante papel educativo y social para caminar hacia la pacificación. El lema episcopal de monseñor Pizarro, “Ubi amor, ibi pax” (donde hay amor, hay paz) es mucho más que una declaración de principios.Lo entrevista Santi Riesco en Noticias OAR

P.- Cuénteme algo bueno de las gentes del vicariato de Trinidad.

R.- ¿Qué es lo mejor de la gente? Yo te diría: la gente. Son en su mayoría campesinos, gentes a las que se conoce como “criollos”. Son nacidos allí y tienen un estilo de vida muy alegre, son muy festivos, son trabajadores… les ha faltado un poco de cultura. No han sido muy constantes en los textos, pero creo que es gente noble. Si tú les entras por el ojo derecho tienes un amigo para toda la vida. Son leales con sus amigos. Nuestra gente es gente muy buena, yo disfruto demasiado cuando voy al campo porque la gente te quiere, la gente casi se podría decir que da la vida por sus sacerdotes, por su obispo… son gentes buenas.

P.- ¿Alguna cosa que le gustaría mejorar?

R.- Estamos viendo un cambio y es que el petróleo, que desde hace unos 18 ó 20 años comenzó a ser una fuerza productiva en aquella zona, pues ha traído gente de muchísimas partes y, si bien es cierto que el intercambio de culturas es bueno, sin embargo como que ha quitado la virginidad de aquellas gentes buenas y estoy notando que los han vuelto un poco ambiciosos, amigos de muchas otras cosas. De todos modos el petróleo ha sido una forma de desarrollo de la región. De no haber sido por estas fuentes de los hidrocarburos todavía estaríamos muy atrasados en carreteras, en el crecimiento de los pueblos.

Mala gestión

P.- ¿Merece la pena?

R.- Creo que sí vale la pena. Acusaría a los dirigentes de mi gente de que no han sabido invertir los recursos generados por los hidrocarburos. Ha habido unas regalías petroleras jugosas, pero nadie sabe por dónde se han escapado estos dineros. Entonces, si nuestros dirigentes tuvieran una conciencia un poco más social, todo lo que está generando allí el subsuelo, el oro negro, alcanzaría para todos. Yo creo que a Casanare le esperan sus mejores años porque ya han ido entendiendo que no se pueden quedar al margen de la cultura. Los Gobiernos están haciendo un esfuerzo ingente por tratar de llegar con la educación a los rincones más apartados; y aquí el mérito total, total, es de la Iglesia, aunque en estos momentos no se lo reconozcan. Estamos hablando de todos mis predecesores, especialmente monseñor Olavio, monseñor Arturo Salazar… y los obispos anteriores.

Educación

P.- ¿Tan importante ha sido el papel de la Iglesia en la educación?

R.- Fueron los creadores de la escuela, los primeros que pagaron los maestros para que educaran a los niños. Y si algo hay hoy de educación se debe exclusivamente a la Iglesia. Claro que, después, vienen estos otros que creen que han descubierto el agua tibia, y créditos no le dan ninguno a la Iglesia. Pero hemos cumplido una misión muy importante. Ahora la situación va cambiando y el Estado es más consciente de que él es el responsable de la educación de sus ciudadanos y la creación de muchísimos centros educativos, la aparición de las primeras universidades… esto le va dando mucha esperanza a Casanare. El futuro es promisorio y contando con la buena voluntad que tienen estas gentes en nuestra tierra creo que lo tenemos garantizado.

La “vacuna”

P.- ¿Cuál es la situación del vicariato de Trinidad?

R.- Llevo ocho años viviendo allí y estamos pasando en este momento por una situación bastante buena si lo comparamos con la época en que yo llegué. Cuando llegué, el vicariato estaba en manos de los paramilitares. Ejercían una presión, no contra la Iglesia, pero sí contra la gente del campo que, de alguna manera, te afecta, porque todos los comentarios que te hacen los campesinos van contra ellos, contra las instituciones, contra la gente que trabajaba en la Administración… y hay una palabra que se usaba allí en aquella época que era “la vacuna”.

La entrevista completa aquí
RD
23.03.09

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