Hoy, 22 de febrero, la Iglesia conmemora el nacimiento para el cielo de SANTA MARGARITA DE CORTONA, (nombre de familia, Margarita de Bartolomeo), quien muriera en un día como hoy del año 1297, en Cortona, Italia. Oriunda en el año 1247 de Laviano, en Perugia, Italia, perteneció a la Tercera Orden de San Francisco. En 1728 el Papa Benedicto XIII la declaró Santa.
Hoy también la Iglesia celebra la fiesta de la ÄTEDRA DE SAN PEDRO, recordando aquel día en que Jesucristo le dijo a su amigo Pedro: "Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia". En los primeros siete años de la Iglesia, la sede o cátedra de Pedro estuvo en la ciudad de Antioquia, Siria, hoy en Turquía, siendo luego trasladada por el mismo Pedro a Roma. Unidos, pues, a quienes responden a la llamada de amistad de Cristo, brindemos nuestro cálido aplauso a Santa Margarita de Cortona y a San Pedro.
Meditación
Meditación
QUERIDA SANTA MARGARITA DE CORTONA: al recordar tu vida te encontramos en una familia de campesinos. Pero a los 16 años dejas la casa paterna para ir a vivir con un noble de quien durante nueve años fuiste su amante. Con él tienen un hijo, pero, quien te dice, cierto día, unos bandidos lo asesinaron. Tu, al ver el cadáver desfigurado del hombre al que habías tanto amado, sufres una conmoción tal que comprendiste que esto es un claro juicio de Dios sobre tu vida. Decides, pues, cambiar e iniciar una vida nueva dedicada completamente a Dios. Confiesas públicamente tus pecados en la iglesia de Cortona, y te pones bajo la dirección espiritual de los padres franciscanos. Quieres ingresar a la tercera orden franciscana pero, inicialmente, no te aceptan por ser joven y por la vida disoluta que habías llevado hasta entonces. Pero tu decides poner a prueba tu vocación mortificándote de todos los modos posibles, prácticamente no comes, duermes sobre una piedra fría y mortificas duramente tu cuerpo. Por fin te admiten en la tercera orden. Ya en ella, sientes la urgencia de hacer algo por los más necesitados para lo que fundas un Hospicio y una comunidad de hermanas de la tercera orden, con las que prestas servicios a los enfermos más pobres. Dios te concedió extraordinarios carismas místicos, y tuviste el sello distintivo de los santos: las calumnias y difamaciones no estuvieron ausentes de tu vida.
Radio Vaticano
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