Thursday, April 19, 2012

Francia, el riesgo de la intrascendencia política de los cristianos

Iglesia y católicos franceses ante las elecciones presidenciales. Entrevista al Profesor Jean Dominique Durand

LUCA ROLANDI
ROMA

El historiador de Lyon es un agudo observador y un estudioso de fama internacional de la historia de los movimientos católicos sociales y políticos en Europa. "Vatican Insider" le ha formulado algunas preguntas sobre las inminentes elecciones presidenciales francesas, una cita fundamental para la vida del país y de toda Europa.

Las próximas elecciones presidenciales se presentan como un momento crucial para la comunidad francesa y europea. Tras su primer mandato, Sarkozy se presenta ya no como el hombre nuevo sino por la continuidad. En contraposición con el líder socialista Hollande.

Los católicos practicantes, es decir que van a misa los Domingos, representan más o menos, según los sondeos, el 14% de la población. Nicolas Sarkozy recogería el 45% de los electores de este grupo, y el 34% entre los electores no practicantes. En cambio, François Hollande, recogería sólo el 16% de los votos de los practicantes, y el 24% entre los no practicantes. Esta tendencia se confirma en el segundo turno, con el 70% de los practicantes para Sarkozy y el 55% entre los no practicantes.

Por lo tanto, podemos hablar de un voto católico y decir que dicho voto tiende hacia la derecha. Pero los estudios realizados (sería más interesante hacer estos estudios con cifras exactas después del voto) muestran una disminución del voto de los católicos por Sarkozy, a pesar de su discurso sobre la “laicidad positiva” y las raíces cristianas de Francia. Esta disminución está relacionada, como para el conjunto de la población, sobre todo con el inicio de su mandato, de su vida privada a su relación con el dinero (el estilo denominado bling-bling), un estilo que se ha difuminado con el tiempo pero cuyas primeras imágenes de la Presidencia Sarkozy permanecen en la memoria. Y este estilo no corresponde con la moral católica. Además permanece el recuerdo, y la realidad, de la política en relación con los inmigrantes, denunciada por los Obispos.

Una parte del electorado católico, aun siendo minoritaria, se decanta por el voto socialista: es una tradición francesa, marcada por la presencia de varias personalidades católicas en el Partido socialista, como Jacques Delors, que piensan encontrar en la izquierda una mayor atención a la justicia social. Pero actualmente, ante las propuestas de Hollande sobre el matrimonio gay, las investigaciones sobre el embrión, la eutanasia, han causado turbamientos. Y, sin embargo, se desconoce cuanto influirán estas propuestas en el voto. Una pequeña parte del electorado católico permanece vinculado a la extrema derecha, representada por Marine Le Pen, pero contra las advertencias de los obispos sobre un partido cuyo programa no es compatible con los principios cristianos en el ámbito de la vida social. Esta parte está mayoritariamente vinculada al integrismo lefevrista. Actualmente, podemos decir que el voto católico se divide principalmente entre tres candidatos: se decanta principalmente hacia Sarkozy y la derecha republicana; en parte hacia Bayrou que representa, por lo menos en parte, la tradición democristiana, y en parte hacia Hollande que personaliza la tradición de los católicos de izquierda.

Luego existen otros candidatos, empezando por la hija de Le Pen y el católico François Bayrou que podrían ser outsiders incómodos. En esta situación ¿cómo se colocan los católicos, laicos o los creyentes que a pesar de no pertenecer a una asociacionismo estructurado constituyen una realidad importante en la sociedad francesa?

El verdadero outsider es el candidato de extrema izquierda, apoyado por el Partido comunista, Mélenchon, que representa, para el candidato socialista, un gran desafío. Porque se presenta como un aliado muy molesto, con exigencias fuertes e irreales en el contexto económico actual. Sobre todo con un elevado número de votos, podría impedir a Hollande acaparar el Centro y, en concreto, los electores católicos. En cambio, en este momento, François Bayrou, parece perder consenso. Católico pero con posturas casi laicistas, europeísta pero que ha lanzado el eslogan "Achetez français" ("comprad francés"), turba a su electorado natural, más bien católico y sobre todo partidario de una construcción sólida de Europa.

Los obispos franceses intervinieron sobre las elecciones presidenciales y las expectativas de los franceses, con un documento muy interesante.

La Conferencia de los obispos franceses publicó, en octubre de 2011, un documento que recordaba las responsabilidades sociales de los católicos y ofrecía elementos de discernimiento. Lamentablemente, no recibió la atención mediática que merecía. Es el problema de nuestra sociedad y de nuestros medios de comunicación, sobre todo de la televisión, que deja en un segundo plano lo positivo. El documento se difundió por las iglesias, pero en realidad llegó a pocas personas. Temo que influirá poco en las decisiones de los electores.


La sociedad francesa intercultural e interreligiosa todavía no ha completado este aspecto, especialmente en las áreas más profundas. Sin olvidar los sucesos como el de Toulouse. Actualmente, la política ¿consigue hablar sobre esta realidad y hacerle frente?

La sociedad francesa, en pocos decenios, se ha vuelto pluricultural y plurireligiosa. Hoy en día, Francia es probablemente el país europeo más heterogéneo desde el punto de vista cultural y religioso, quizás junto al Reino Unido. Hay que dar tiempo al tiempo para realizar la integración de poblaciones frágiles desde el punto de vista social. Sabemos que Francia – país de antigua tradición inmigrante -, ha tenido dificultades a la hora de aceptar a las personas procedentes de países vecinos como Italia, España, Portugal, de común civilización cristiana. Pero ha conseguido integrar a miles y miles de personas.

Lamentablemente, se han creado guetos en las periferias de las grandes ciudades y los políticos, ante los problemas complejos, tienden a simplificar, a exagerar los problemas, para captar votos. Constituye un problema, en el cual encontramos la presión, a menudo negativa, de los medios de comunicación. Por otro lado, los problemas provienen sobre todo de Islam. Francia ha sido un país colonizador, que ha poseído un amplio imperio, en gran parte en el mundo islámico. Para los franceses, el islam ha sido, por mucho tiempo, la religión de los colonizados, vista con desprecio y nunca reconocida. Para los musulmanes, el cristianismo era la religión del colonizador. Y, actualmente, tras la pérdida del imperio, sobre todo después de la independencia de Argelia y tras una terrible guerra que duró ocho años, el islam se ha convertido en la segunda religión de los franceses. Es comprensible que nos encontremos frente a un gran problema psicológico y que, se necesitarán varias generaciones para superarlo. Además, nuestro tiempo tiene que hacer frente a los problemas entre naciones que complican dicho desafío: el oriente medio, la violencia islámica, la presión demográfica del Sur en el Norte del mundo, la crisis económica, etc. No estoy seguro de que la laicidad a la francesa sea la respuesta más segura a los problemas tan amplios, porque nuestros políticos, como tantos ciudadanos franceses, no sólo no conocen las religiones, sino que además las temen. La respuesta con leyes laicistas como la que prohíbe a las jóvenes usar el velo islámico en las escuelas, no es la respuesta adecuada a la integración. La rigidez laica que, por ejemplo, impide cualquier tipo de enseñanza religiosa en las escuelas, fomenta la ignorancia sobre las religiones y, por lo tanto, el miedo.


Vatican Insider

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