El cardenal hondureño puso el broche de oro a los 50 años de Mensajeros de la Paz
Padre Ángel: “Es una gozada trabajar
por los demás”
(Jesús Bastante).- "La pobreza es el mayor enemigo de la paz, y la solidaridad es la salida del problema de la pobreza". El cardenal de Tegucigalpa y presidente de Cáritas Internationalis, Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, puso anoche el broche de oro a la celebración por los 50 "primeros años" de Mensajeros de la Paz.
"50 años de amor, de servicio, de verdad, de solidaridad. Enhorabuena por los primeros 50 años de solidaridad, porque las obras de Dios siguen adelante. Ser Mensajeros es estar construyendo de la paz. Y hoy estamos reunidos para celebrar más que una efemérides, a un proyecto a favor de la fracción más delicada de la sociedad del bienestar: la de los pobres, los abatidos, los desposeídos, los que necesitan un hilo de esperanza para sobrevivir", apuntó el cardenal en el Palacio de Congresos de Castellana, donde más de un millar de voluntarios, trabajadores, políticos, artistas y amigos del padre Ángel se congregaron para celebrar medio siglo de vida y milagros.
"La solidaridad en tiempos de crisis es más actual que nunca, es un tema reiterado que se esconde y reaparece", insistió Maradiaga, quien definió al sacerdote de Mieres como "un hombre cercano a los humildes", y a quien recordó "su condición de pontífice, con el deber de hacer puentes, que se niega a ver la humanidad como la marcha irreconciliable de dos mundos, y siente, y lucha para que la convivencia sea posible".
La conferencia del purpurado, intensa, vívida, giró en torno a la solidaridad en tiempos de crisis, y en la misma denunció como "escandaloso" la cifra de "hombres y mujeres que mueren de hambre y de sed, que mueren por falta de vacunas, que literalmente en muchas partes del mundo hay gentes que han vuelto a habitar las cavernas. Hay millones de seres humanos que no sueñan, que no tienen proyectos, porque a duras penas logran sobrevivir". Pese a todo, reivindicó la fuerza de los sueños para aliviar esta situación, siguiendo el mensaje de Cristo "Tuve hambre y me disteis de comer. Tuve sed y me disteis de beber. Era un extraño y me hospedasteis. Estaba desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis. En la cárcel y vinisteis a verme".
Este es el mensaje de la Iglesia para el mundo y el de Mensajeros de la Paz, "decididos a cambiar la faz de la Tierra con el amor traducido en obras, más allá del duro y frío concepto de crisis, que tanto nos amordaza y cuestiona".
"Estamos ante una guerra peor: el fatalismo de la pobreza toca nuestra puerta", denunció Maradiaga, quien indicó que "seremos culpables si no reaccionamos a tiempo. Y la reacción se llama solidaridad. Es una verdadera urgencia". Ante un auditorio repleto de cargos públicos (desde el presidente de la Asamblea de Madrid al vicepresidente del Senado, pasando por el líder socialista en el Ayuntamiento de Madrid), el cardenal recalcó que "la política está fallando. Ellos sí saben lo que hacen, son los causantes de una deuda que no se puede perdonar: la deuda social clama al cielo y está vigente".
"Tenemos que hacer frente al desafío de la pobreza. Si se aplicaran los recursos que se aplican a la muerte al propósito de que la gente no muera de hambre o de sed, esos recursos serían más que suficientes. Lo que hace falta es la voluntad necesaria para saber que se puede crear seguridad partiendo contra el hambre y la indignidad del prójimo. Es un derecho vivir, y a este derecho debe contribuir la política con todo el poder que le ha sido atribuido", añadió el presidente de Cáritas Internationalis, quien sin embargo destacó los "testimonios silenciosos que van dando esperanza, como los de Mensajeros de la Paz".
"Hemos entrado en la solidaridad, donde es imperativo cuidar del prójimo, hacerle corresponsable de su propio destino", también y sobre todo entre los cristianos, que a veces viven "un cristianismo de ‘guerra fría', en el que no hemos dado el paso del amor al prójimo. Los pecados de omisión son más graves que los de obra. Por eso es preciso iniciar de urgencia a un llamado a una nueva evangelización, que no es simplemente transmitir ideas a otras ideas".
"¿Cómo puede vivir tranquilo frente al hambre del pobre? El mundo de hoy espera el milagro. ¿Cuántas ollas de solidaridad deben encenderse frente al hambre cotidiana? ¿Cuántos dormitorios deben abrirse, cuántos vestidos deben entregarse, si llegamos a la fe de verdad, si vemos que en cada pobre está la persona de Dios? La demora mata", denunció, Maradiaga, quien abogó por luchar para conseguir "la globalización de la solidaridad" para salir de la crisis. "Si ésta no tiene lugar, todas las demás pueden llevarnos al fracaso. La globalización económica sin globalización de la solidaridad es el suicidio para los pobres, y por lo tanto para la mayoría de la humanidad."
El Evangelio en el que el padre ángel creyó sigue vigente y lleno de desafíos. Es preciso renacer, vivir el amor en Jesús imitándolo, mirando a los ojos del prójimo. "Todos lo que hicieron a uno de estos pobres, a mí me lo hicieron". Darle gracias al Señor por haber puesto al padre ángel entre nosotros. "Todavía no es demasiado tarde, la solidaridad es el camino de salida de la crisis", concluyó.
El evento fue presentado por Juan Ramón Lucas, quien destacó el "amor y el compromiso" de voluntarios, trabajadores y expertos que forman la gran familia de Mensajeros de la Paz. Antes de dar paso a los vídeos que mostraban la labor de esta ONG, el padre Ángel agradeció a todos su presencia, destacando que "es una gozada trabajar por los demás, estar cerca de vosotros. A uno le anima y le da alegría especial y cogemos fuerzas cuando vemos tantas personas que somos Mensajeros de la Paz. Esos más de 50.000 niños y miles de ancianos que están detrás de cada uno de nosotros, lo están también de cada uno de vosotros. Queremos seguir estando en esta sociedad".
"Sólo os quiero transmitir la felicidad, la alegría el cariño y que estemos todos en este barco. A veces este barco hace agua, pero cuando creemos en Dios y creemos en los hombres, se puede resolver todo", recalcó el sacerdote, quien recordó -junto a una serie de vídeos- la labor que Mensajeros realiza en 48 países, desde Haití a Benin, pasando por Bolivia, Perú o El Salvador.
Tras el acto, una cena solidaria conducida por Belinda Washington en la que se subastaron prendas de artistas y deportistas famosos, y cuyos beneficios irán a parar a los comedores sociales de Mensajeros de la Paz. Por allí se vio a Víctor Manuel y Ana Belén, Ana Rosa Quintana, Raphael, Lina Morgan, a políticos y eclesiásticos (menos de los esperados, destacando la presencia del arzobispo de Valencia, Carlos Osoro, de Kike Figaredo o del padre Pateras). Y a centenares de amigos del padre Ángel y de Mensajeros de la Paz, que anoche sintieron que ese día, también, era el suyo. Y el de los empobrecidos de la Tierra.
RD
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