Thursday, September 13, 2007

Un momento para la oración...


Lucas 6, 27-38
Yo les digo a ustedes que me escuchan: amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian, bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los maltratan. Al que te golpea en una mejilla, preséntale también la otra. Al que te arrebata el manto, entrégale también el vestido. Da al que te pide, y al que te quita lo tuyo, no se lo reclames. Traten a los demás como quieren que ellos les traten a ustedes. Porque si ustedes aman a los que los aman, ¿qué mérito tienen? Hasta los malos aman a los que los aman. Y si hacen bien a los que les hacen bien, ¿qué gracia tiene? También los pecadores obran así. Y si prestan algo a los que les pueden retribuir, ¿qué gracia tiene? También los pecadores prestan a pecadores para que estos correspondan con algo. Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada a cambio. Entonces la recompensa de ustedes será grande, y serán hijos del Altísimo, que es bueno con los ingratos y los pecadores. Sean compasivos como es compasivo el Padre de ustedes. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den, y se les dará; se les echará en su delantal una medida colmada, apretada y rebosante. Porque con la medida que ustedes midan, serán medidos ustedes».
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy

Este es el consejo para ser perfectos, Señor. Es tan difícil que llega a ser peligroso hasta de hablar de él, salvo que se esté en una situación de ser víctima de un robo, un abuso o un ataque. Entonces podremos saber lo que significa amar: no tanto un sentimiento del corazón, sino que un "agapan", una actitud de benevolencia. Mientras tus verdugos martillaban los clavos en tus manos y pies, les deseastes el bien, rogando a Dios que los perdonara. Esto es lo que quieres decirnos, Señor.
De Espacio Sagrado

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