Sunday, March 25, 2007

APRENDAMOS A MIRAR CON MIRADA LIMPIA

Por José María Maruri, SJ.

1.- Muy cerca de nosotros hay una señora que cuida niños, hijos de mujeres de vida alegre (a ellas habría que preguntarles sobre la alegría de sus vidas) y tiene tres hermanos de madre, pero no de padre. El mayor se está preparando para recibir la Primera Comunión y el otro día le preguntaron qué evangelio le gustaría que se leyese en la ceremonia de su Primera Comunión. Y el niño contestó: “el de la adultera”. Respuesta que dejó helados a los presentes. ¿Y que te gusta de ese evangelio?, pregunta al fin uno del grupo. Y el niño que es consciente de quien es su madre, contesta: “pues que Jesús dijera que el que esté libre de pecado que tire la primera piedra… Con estas palabras el niño redime a su madre como Jesús redimió a la adultera,

2.- Y por eso, Jesús en cuclillas mira a la tierra, siente vergüenza de los acusadores, porque sabe de sus vidas íntimas.
**Siente vergüenza de que se cite la ley de Dios para condenar a una hija de Dios, tanto más querida, cuanto más desgraciada.
**Siente vergüenza de ser Él la causa de la situación en que ahora se encuentra aquella pobre mujer, ya que se la traen para buscarle una emboscada, y tal vez en lo hondo del corazón la pediría perdón a ella.
**Siente vergüenza de oírnos hablar de mujeres de mala vida sin recriminar las filas de hombres formadas para comprar esos cuerpos, como quien compra un esclavo en pleno siglo XXI.
**Siente vergüenza de oírnos hablar con desprecio de madres solteras sin acordarnos de ese irresponsable que ha abandonado a su hijo.
El que esté libre de pecado que tire la primera piedra
¿Les miró con ira como hizo en aquella ocasión cuando curó en sábado al hombre de la mano seca? Tal vez ni de mirada de ira fueron dignos aquellos acusadores, por eso Jesús vuelve a bajar su mirada al polvo de la tierra.

3.- No hay mayor castigo para el hombre que el que Dios no fije en él su mirada, en la mirada va el corazón, cuántas veces con una mirada comienza todo…
--miró Jesús a Juan y Andrés y los hizo sus discípulos.
--miró a Zaqueo subido al árbol y entro en su casa la salvación.
--miró con cariño al joven rico porque cumplía los mandamientos.
--miró a Pedro que lo niega y Pedro lloró amargamente.
--mira Jesús a la adultera con el perdón del Padre del Hijo Pródigo. Y la anima a no pensar más en el pasado sino en eso nuevo que ha empezado en su corazón, en eso que empieza a echar brotes en ella regado por el agua de Dios que hasta en el desierto puede hacer milagros como nos dice Isaías.
“Tampoco yo te condeno, no peques más…” ¿Se olvidaría jamás aquella pobre mujer de la mirada de Jesús?

4.- Aprendamos a mirar a los demás con mirada limpia, sin descubrir sucias intenciones tantas veces imaginadas.
Desarmemos nuestra mirada de toda carga de desprecio y odio con la que podamos hundir para siempre a quien vino necesitando nuestra ayuda.
Aprendamos del Señora tener una mirada que sepa encontrar siempre el granito de oro que hay sin duda en el corazón de cada hombre por muy pervertido que esté.
Si nos damos cuenta de que lo único que vemos en los demás son sombras y defectos, posiblemente los enfermos somos nosotros. Que el Señor nos mire con bondad y convierta nuestras cataratas en visión clara, limpia y bondadosa. Dejémonos mira por el Señor…

De Betania

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